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martes, 22 de marzo de 2011

Gerencia para la continuidad de los negocios

Contrario a la percepción generalizada, la Gerencia para la Continuidad  de  los  Negocios (GCN) no es un asunto que trate exclusivamente  de  recuperación de  desastres,  administración  de crisis,  gestión  de  riesgos  o recuperación  de  tecnología.  No se trata de una disciplina especializada,  la  cual  debe  estar a  cargo  de  “alguien”  dentro  de cada organización.
Por  el  contrario,  la  GCN  debe corresponder a una política orientada  desde  la  más  alta instancia administrativa, tendiente  a  unificar  una  amplia gama  de  disciplinas  y  procesos gerenciales. Particularmente debe  encargarse  de  plantear  el marco apropiado para la revisión y  el  rediseño  del  esquema  en  el cual  la  organización  provee  sus servicios  y  productos,  a  la  vez que  incrementa  su  nivel  de inmunidad  frente  a  los  riesgos que enfrenta.
La  GCN ha  venido  ganando reconocimiento  mundial  como una  parte  fundamental  de  las prácticas de buen gobierno corporativo. En este sentido, la GCN adquiere una dimensión   estratégica  y  no  debe  ser  vista solo  en  el  reducido  campo  de  la reacción  operacional  frente  a desastres.
También  es  importante  aclarar dos  concepciones  erradas  acerca de  la  GCN.  La  primera,  que  sólo es  aplicable  al  sector  privado;  y la  segunda,  que  sólo  tiene  que ver  con  las  áreas  de  informática de  las  organizaciones.  De  hecho, la  GCN  aplica  a  todo  tipo  de organizaciones,  bien  sea  privada o  pública.  Cuando  nos  referimos a  Gerencia  para  la  Continuidad de los Negocios, estamos hablando de cualquier industria u organización,  sin  importar  a  qué sector pertenece.
Por  otro  lado,  aunque  existen  varias  formas  de  encarar  el  reto de la GCN, un alto porcentaje de las  organizaciones  todavía  sigue apegada a la idea de diseñar solo la  parte  que  tiene  que  ver  con tecnología de la información. Ello contrasta  con  la  visión  holística, que busca integrar  varios procesos  multidisciplinarios  de GCN,  que  abarquen  no  solo  planes de reacción sino la totalidad del proceso de administración de riesgos.
Siendo  muy  importantes  los  planes que propenden por garantizar el flujo normal  de información  y  bases  de  datos  en  una  organización,  debe  tenerse  en  claro  que  no  es  la  única fuente de riesgos que se enfrentan.  El grado de inmunización  de  una  empresa contra  sus  riesgos  se  debe entonces medir por  su preparación  frente  a  cualquier tipo  de  eventualidad  que  se presente.
Muchas organizaciones creen que las crisis son  algo  que  les  ocurre a  los  demás,  y  que  su  tamaño, poder  relativo  u  otras  variables las  hace  inmunes.  Realmente  creen  que  “ESO  NUNCA  NOS OCURRIRÁ  A NOSOTROS”.  Algunos  están  convencidos  que  las pólizas de seguro contratadas brindan  la  suficiente  protección  contra  todo  tipo  de  pérdidas. Olvidan que existen pérdidas que no  son  asegurables,  como  la pérdida de oportunidad,  de imagen, de posición  en el mercado,  de  marcas;  o  incluso, pérdidas  de  dinero  que  no  son cubiertas  por  ningún  tipo  de seguro. Nuestro medio se encuentra lleno de historias ciertas que confirman lo dicho.
Si bien es cierto que las bombas, los  incendios,  las  inundaciones  y los  grandes  atracos  llenan  las  primeras páginas de los  periódicos  y  otros  medios  de comunicación,  también  lo es  que casi  el  90%  de  las  crisis  son  lo que se pudiera denominar  “catástrofes silenciosas”.  Son estas,  las  menos  espectaculares,  las  que  normalmente  tienen  un peor  efecto sobre  aquellos recursos  de  la  organización  que no son  asegurables:  su reputación y su imagen.
Las  entidades  que  salen  avante de las crisis ven incrementado su valor  patrimonial;  en  tanto  que aquellas  que  no  estaban  bien  preparadas  para  hacerlo  ven  disminuido  su  valor  ante  el  público y los accionistas.
En esencia, una buena reputación, construida con esfuerzo a lo largo de años de duro trabajo e inversión, puede verse destruida en minutos, a menos que sea oportuna y vigorosamente defendida en el momento justo; esto es,  cuando  la velocidad y la escala de los acontecimientos amenacen  con sobrepasar su normal capacidad operacional y el tamaño de sus sistemas de administración.
En las siguientes entregas ampliaremos la definición conceptual de la Gerencia para la Continuidad de los Negocios y su importancia en las estrategias de Planeación Corporativa.

Hasta pronto,


Alejandro H. Morales T.
ASR Ajustadores de Seguros Ltda
Del Autor: Alejandro Morales es Contador Público de la Universidad de Medellín. Especialista en Análisis de Riesgos Administrativos y de Fraude.

jueves, 23 de septiembre de 2010

Pensamiento estratégico: Planeación vs Ejecución

El pensamiento estratégico  nos sitúa dentro de la perspectiva de cuatro preguntas  básicas: donde estaba ayer? donde estoy hoy? donde estaré mañana? y como haré para conseguirlo?
Como se observa, son interrogantes muy comunes dentro de las estructuras gerenciales y de la alta dirección de una empresa. Sin embargo, enfrentan el paradigma de: todas las cosas que parecen  fáciles de decir, generalmente son difíciles de concretar”.
Por ejemplo, elaborar un plan es más fácil que ejecutarlo o llevarlo a la práctica. No obstante, el pensamiento estratégico plantea un reto que va mas allá de la planeación versus la ejecución, y es el de cómo visualizar el futuro que deseo para mi empresa, para construir el presente necesario.
Para entender mejor esta temática, analizaremos el  pensamiento estratégico desde dos perspectivas que son importantes:
1-   El pensamiento estratégico como herramienta para visualizar el futuro
2-  El pensamiento estratégico como parte de un sistema de planeación estratégica

1- El pensamiento estratégico como herramienta para visualizar el futuro:
Para analizar esto  tenemos que formularnos la siguiente pregunta: ¿cómo ha sido el pensamiento estratégico tradicional?  Y si revisamos nuestros planes estratégicos y hacemos memoria de lo que nos costó elaborarlos, probablemente llegaremos a la conclusión de que fue basado en un modelo que combina el cálculo, la lógica  y la experiencia.
Como se observa en términos generales, son elementos que funcionan sobre la base de hechos pasados, es decir, datos históricos y experiencias anteriores, lo cual resulta importante.
Sin embrago, también limitante y conservador.
Lo que plantean las nuevas corrientes del pensamiento estratégico es un modelo más dinámico mediante el cual podamos visualizar lo que podría pasar en el futuro inventándolo. Pero esta invención del futuro también basada sobre un proceso de gimnasia mental que incentiva la creatividad mediante análisis profundos que se desprenden de procesos de investigación a la medida y generales del mercado, el entorno y sobre la empresa misma. Es decir,  hoy en día no se puede formular el futuro si no es sobre la base de información general y específica que sirva como base para incentivar la creación de escenarios nuevos para nuestras empresas. No obstante, la invención de nuestro propio porvenir reclama a las empresas no sólo la formulación de escenarios idóneos, si no también la coherencia a través  de  la pro actividad competitiva que deben tener nuestras empresas.
¿Y esto que significa?
Que para inventar nuestro propio futuro las empresas deben pensar en la  diferenciación o en la innovación, no sólo como una estrategia puntual para un producto o servicio, sino como parte de la cultura gerencial de la organización.

2. El pensamiento estratégico  como parte de un sistema de planeación estratégica:
Desde el enfoque de los sistemas de planeación estratégica se visualiza como algo simple y hasta de poca importancia, pues es a quien se le atribuye la definición de la visión, la misión y los valores de la organización.
Lamentablemente, como se expreso anteriormente, también aquí caemos en el: “todas las cosas que parecen  fáciles de decir, generalmente son difíciles de concretar”.
De acuerdo a la realidad actual en Latinoamérica y en Centroamericana, la construcción del pensamiento estratégico como parte de un sistema de planeación estratégica  se toma con mucha ligereza y poca responsabilidad, pues es visto como la elaboración de una declaración de enunciados con frases que riman y expresan cierta elocuencia como la parte cúspide de un discurso  o una poesía.
Desde una nueva perspectiva, el pensamiento estratégico como primer nivel de un sistema de planeación estratégica deber ser concebido para que se promueva la reflexión. Lo que queremos expresar con esto es que la definición de la visión, misión y valores, debe manejarse para plantear verdaderos retos y para romper esquemas tradicionales de mercado.
Para el caso, la misión debe reflejar: no solo: quienes somos, para quienes existimos, sino también
la esencia que nos hace ser diferentes o mejores en el mercado. Esto implica que la misión debe brindar respuesta también  a los siguientes aspectos:
La visión por su parte, debe expresar más allá de tiempos, el escenario que queremos crear con las acciones del presente. Esto implica hablar de lo que defendemos y de lo que queremos lograr.  No se puede lograr esto sin que exista previo un proceso creativo con información general y específica.
El nuevo pensamiento estratégico trasciende y define que un valor puede ser cualquier elemento que se considera  de vital importancia para lograr cambios importantes y duraderos dentro de la organización. Por ejemplo, una alianza estratégica en el pensamiento estratégico tradicional no sería considerada un valor, o, por ejemplo, el  trabajo en equipo, porque usualmente se han considerado como valores únicamente  el liderazgo, honradez, la disciplina, etc.
Lo importante de todo esto es que los valores se deben desprender de la visión y ya no tanto de los estilos de gerenciamiento de los fundadores de la empresa. Y lo que si se debe tener en cuenta es de qué manera estos valores deberán servir como principios que puedan modificar el comportamiento de un mercado, sobre todo si la empresa tiene una cultura de diferenciación e innovación como eje transversal.
En conclusión, el pensamiento estratégico  es el punto en el cual comenzamos a inventar nuestro futuro para darle sentido a las acciones del presente, buscando que la razón se encuentre y se convine con la pasión por la ejecución.

Por  Edwin Gómez MBA - Socio de Interconsulting Group

sábado, 11 de septiembre de 2010

LA PROSPECTIVA ESTRATEGICA EN EL NUEVO ENFOQUE DE LOS NEGOCIOS

En los últimos años la velocidad de los cambios en todas las cosas han sido muy impresionantes, tendencia que se impondrá durante el siglo XXI. En este cambio, se percibe que lo único permanente será el cambio, la modernidad, nuevas tecnológicas sofisticadas; donde nos muestra que será muy diferente a los siglos pasados.

Los expertos en estrategias de negocios señalan, que en la actualidad bebemos asumir la responsabilidad de conducir una organización con la asesoría de un estratega que nos ayude a conducir nuestra empresa usando herramientas modernas y usando estrategias competitivas que nos coloquen a la vanguardia de la competencia y de los cambios constantes que nos plantea la innovación y la existencia de los nuevos retos de riesgo e incertidumbre para los negocios.

La ciencia que estudia el futura es la Prospectiva, su propósito de la prospectiva es comprender e influir en la identificación de las estrategias y acciones viables que se deberán de tomar para pronosticar los riesgos del futuro cambiante.

Entre el planeamiento estratégico y la prospectiva se tiene diferencias donde el planeamiento estratégico constituye una herramienta de planificación a largo plazo usada por la prospectiva para implementar o hacer realidad el futuro que se desea. Por eso se dice que la prospectiva es la ciencia que estudia los futuros posibles, constituyéndose en una previa etapa de planeamiento estratégico. La definición del planeamiento estratégico es concebir un objetivo previamente definido y los que se tiene para alcanzar el objetivo deseado, por tanto es útil para decidir cuál sería el objetivo a elegir.

Las dos herramientas mencionadas tienen diferente enfoque y aproximación teórica, donde la prospectiva mira el futuro en contextos intelectuales bajo las condiciones de riesgo e incertidumbre, mientras que el planeamiento estratégico se basa en predicciones concretas para ambientes relativamente estables, donde la existencia de la incertidumbre es limitada. De todo lo anterior del planeamiento estratégico nos lleva adoptar nuevas herramientas e instrumentos que nos permita trabajar bajo el enfoque de la prospectiva en los negocios, con el fin de encontrar estrategias empresariales exitosas y modernas.

Confundir el escenario de la prospectiva con las opciones estratégicas equivaldría a que tampoco serían los mismos actores internos los que estarían en primera linea. La etapa de anticipación a las mutaciones debe ser de acuerdo por todo los actores de la organización y debería englobar la mayor cantidad de personas. La prospectiva ayuda a organizar y estructurar de manera transparente y eficaz la reflexión organizativa sobre las apuestas y retos del futuro y, ademas la evaluación de las opciones estratégicas; esto permite la estricta confidencialidad y responsabilidad en la elección de las opciones estratégicas en el número limitado de personas; y en general de los miembros del Comité de Alta Dirección de la empresa. Las decisiones deben ser tomadas después de la concertación y el consenso que se logre entre los directivos, teniendo en cuenta las regulación propias de la cultura empresarial de cada empresa y el temperamento y la personalidad de sus Directivos.

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