miércoles, 9 de febrero de 2011

Consideraciones sobre el servicio al cliente

¿Alguna vez ha considerado si el equipo que da servicio a sus clientes está funcionando al máximo rendimiento?


Si no ha lo ha hecho, es posible que algo pudiera perjudicar seriamente a su negocio. Se trata de definir y analizar todos los componentes necesarios para prestar un servicio de calidad.

Con el fin de alcanzar un nivel óptimo de servicio al cliente, le sugerimos analizar lo siguiente:

¿Cómo se muestran sus representantes de servicio ante el cliente?

¿Profesionales, positivos o aburridos y desinteresados?

Haga algunas llamadas y averígüelo.

¿Tienen la formación necesaria y usan las palabras clave?

¿Cómo son de “apropiadas” las personas de su departamento de Servicio al Cliente?

¿Cuál es su actitud?

Haga que se sientan apreciados y reconocidos. Un empleado descontento puede tener poco interés por dar servicio al cliente y, directa o indirectamente, comunicará su descontento a los clientes.

¿Los contrata pensando en su trabajo?

Más allá de sus capacidades y experiencia, debe tener en cuenta sus rasgos personales.

¿Los mantiene bien formados y al día? Formación y capacitación deben ser los procesos continuos para asegurarse que saben lo que necesitan saber.

¿Ha analizado todas las posibles oportunidades de retorno de la inversión en el departamento de servicio al cliente?

Si no es así, puede estarse perdiendo en una gran fuente potencial de ventas.

Teniendo en cuenta que se conectan directamente con los clientes, piense en lo que pueden ayudar además a la venta de todos sus productos.

Les recomendamos entrar en http://servicefirst.es o pedir información en a.aguelo@servicefirst.es

Despierta y ve por tus sueños

Despierta, libérate, anímate a realizar lo que deseas lograr, no pierdas un instante más, ya habrá tiempo en la eternidad para siempre descansar en paz.

Despierta, la creación debes aprender a contemplar: un amanecer, una flor, el canto de un ave, aprende a estar vivo, a vivir apasionadamente la oportunidad que hoy tienes de vivir.

Despierta, con tus anhelos forja el mundo que deseas lograr, sueña con los ojos abiertos y no ceses de soñar hasta convertirlos en realidad.Despierta, contempla el milagro que te rodea, tú eres un milagro real, hoy estás vivo y debes tener más de un motivo para ser feliz y continuar.

Despierta, deja de ser un sonámbulo, un simple espectador y conviértete en el autor principal de la obra más importante, sé el protagonista principal de tu propia vida.

Despierta, conviértete en esa fuerza que necesita el mundo, de los seres que han entregado su existir para lograr que algo mejore.

Decídete a dejar tu esencia, tu aroma, porque alcanzaste una estrella.

Despierta y atrévete a vivir hoy como el día más importante de tu vida.

Escrito por: In Lak´Ech

Fuente: http://reflexionesdiarias.wordpress.com/2010/10/27/despierta-y-atrevete/

El ejecutivo eficiente

Tanto las organizaciones como los ejecutivos necesitan trabajar de manera sistemática en un plano eficiente y adquirir el hábito de la efectividad.

La eficacia puede y debe ser aprendida. No surge por sí misma. Es algo que se adquiere con la práctica.

Todo ejecutivo debe ser efectivo. Ya trabaje en una empresa o en una repartición estatal, en un hospital, en la universidad o el Ejército, se espera de todo ejecutivo que mande hacer lo que debe hacerse.

La inteligencia, la imaginación y el saber son esenciales, pero únicamente la efectividad los convierte en resultados.

Peter C. Drucker recomienda varios pasos esenciales para una administración eficaz. Uno de ellos es la administración del tiempo. El registro asiduo de nuestro tiempo nos alienta y mueve a ascender en el camino de la efectividad.

El ejecutivo es instado a enfocar su trabajo desde el ángulo de la "contribución externa", va de la eficiencia al estudio de los resultados.

En esta etapa, el ejecutivo se autodisciplina y se pregunta qué contribución ha de realizar. La respuesta a tal interrogante debe obligarlo a exigirse a fondo, a pensar sobre sus fines y los de la organización y preocuparse por los valores.

Tal pregunta incita al ejecutivo a asumir responsabilidades, en vez de actuar como un subordinado que se concreta a "complacer al jefe".

Otro paso consiste en "hacer productiva una fuerza". Es, fundamentalmente, una actitud que se manifiesta en la conducta. Significa aprender mediante la acción y desarrollarse a través de la experiencia. Al hacer productiva una fuerza, el ejecutivo integra los fines individuales con las necesidades de la organización.

Lo que ha de hacerse y el orden a seguir deben ser claramente expresados. Al apoyarse en tales puntos de referencia, es de esperar que el ejecutivo se desarrolle y se habitúe a actuar con criterio responsable.

Hay algo importante para el autodesarrollo de un ejecutivo: la adquisición de conocimientos y habilidades y la adopción de nuevos métodos de trabajo, a medida que avanza en su carrera. Ocasionalmente tendrá que olvidar viejos usos en sus labores.

El autodesarrollo del ejecutivo eficiente es esencial para el perfeccionamiento de la propia organización. La organización no sólo se torna cada vez más eficiente, sino también capaz de hacer diferentes cosas y de aspirar a otros objetivos. Esto, a su vez, torna a la organización más atractiva a los ojos de los individuos de grandes habilidades y aspiraciones, impulsándolos a ser más eficaces y laboriosos.

La eficacia del ejecutivo, por ser este el más importante trabajador cerebral, su nivel, sus pautas y sus autoexigencias determinan en gran parte la motivación, el rumbo y el empeño de los otros trabajadores intelectuales que lo rodean.

Una organización tiene mejor personal porque fomenta el autodesarrollo a través de sus normas, sus hábitos y su clima. Ello, por otra parte, es producto del autoentrenamiento sistemático, concentrado y definido de las personas que aspiran a ser eficientes ejecutivos.
 
Por: Óscar Rodríguez Vargas / El Peruano

Los nuevos BRIC: ¿Cuáles son los mercados emergentes más prometedores?

Hay un nuevo grupo de mercados emergentes, que siguiendo los pasos de los conocidos BRIC (Brasil, Rusia, India y China), está ganando atención últimamente. Los llamados CIVETS -Colombia, Indonesia, Vietnam, Egipto, Turquía y Sudáfrica- están considerados hoy en día mercados atractivos debido a la diversificación de sus economías, al rápido crecimiento de sus poblaciones y el posible logro de generosos rendimientos en el futuro.

Alejados geográficamente y con unas estructuras culturales, religiosas y políticas muy heterogéneas, los CIVETS muestran un potencial de desarrollo veloz y prometen recompensar a aquellos que estén dispuestos a correr el riesgo de invertir en mercados emergentes diferentes a los más consolidados como los BRIC, dicen los especialistas.

Los BRIC fueron bautizados con ese nombre hace diez años por Jim O'Neill, por aquél entonces economista-jefe de Goldman Sachs. El banco prevé ahora que el PIB combinado de los BRIC supere al PIB de EEUU en 2018. Estos países también deberían representar un 50% de la economía mundial en 2020. Los CIVETS deben su acrónimo a Economist Intelligence Unit (EIU), cuyas previsiones indican que esos países crecerán a una tasa anual del 4,5% durante los próximos 20 años. Ese porcentaje sólo está un poco por debajo de la media del 4,9% prevista por el EIU para los BRIC, y muy por encima del 1,8% previsto para los países más ricos del mundo, es decir, los miembros del G7.

Según una reciente investigación de Knowledge@Wharton y la empresa de comunicaciones globales Fleishman-Hillard, la mayor parte de los ejecutivos de empresas, inversores y líderes empresariales se mostraron interesados en hacer negocios con las multinacionales de los CIVETS. Los entrevistados dijeron que los principales atractivos de esos países son la mano de obra barata, los bajos costes de producción y el crecimiento de los mercados internos. Respecto a los puntos débiles, se mencionaron la inestabilidad política, la corrupción, la falta de transparencia y de infraestructura, así como empresas nacionales sin mucha reputación o dueñas de marcas poco conocidas.

Según Witold Henisz, profesor de Gestión de Wharton, aunque haya un total de 150 mercados emergentes en todo el mundo, un nombre atractivo y un nuevo enfoque pueden dar a las multinacionales y a los inversores un incentivo mayor a la hora de analizar países menos conocidos. "Un acrónimo es una simplificación, pero llama la atención sobre las oportunidades de crecimiento en los mercados en rápida expansión en el exterior y que necesitan ser comprendidos por los ejecutivos", dice.

La investigación de Knowledge@Wharton/Fleishman-Hillard, en la que fueron entrevistados 153 líderes de empresas y negocios, constató un nivel diferente de entusiasmo respecto a los CIVETS. Cuando se preguntó a los entrevistados cuáles de los seis países presentaban "un volumen mayor de oportunidades" o "algún tipo de oportunidad", un 86% citaron a Indonesia seguido por Sudáfrica (un 84%), Turquía (un 82%), Vietnam (un 77%), Egipto (un 61%) y Colombia (un 56%). Un grupo significativo de entrevistados (un 42%) prevé que en 2020 los CIVETS representarán el mismo nivel de oportunidades que los BRIC en la economía global.

Cuando se les compara con los BRIC, los CIVETS presentan dimensiones mucho menores. Indonesia es, por mucho, el mayor con una población de 242,9 millones seguido de Vietnam, con 89,5 millones, Egipto (80 millones), Turquía (77 millones) y Colombia (44 millones). Rusia, por su parte, tiene una población de 139 millones, Brasil, 201 millones, India, 1.200 millones y China, 1.300 millones.

"Mercados sin explorar"

Henisz dice que el tamaño es una de las razones por las que la decisión de invertir en los CIVETS no es tan clara como en el caso de los BRIC. Una empresa occidental tal vez esté dispuesta a tolerar algunos pasos en falso en China, ya que el retorno esperado, dadas las dimensiones del país, podrá ser sustancial. Entrar en un país de los CIVETS, sin embargo, es una decisión estratégica más complicada, dice, y ciertamente se verá acompañada de una presión por obtener resultados a corto plazo, a diferencia de lo que ocurre en países mayores, donde las empresas están dispuestas a insistir más. "China tiene una importancia estratégica tan grande que si las cosas no fueran bien el primer año eso no sería motivo para desistir. No se puede decir lo mismo, por ejemplo, de Colombia, puesto que las empresas no perciben al país como un objetivo estratégico".

Mauro Guillen, profesor de Gestión de Wharton, cita otra diferencia importante entre los dos bloques. A diferencia de China, Brasil, India y otros mercados emergentes como México, los CIVETS no cuentan con empresas multinacionales consolidadas que sirvan de plataforma para impulsar el desarrollo económico, aunque eso pueda suceder en el futuro. "Lo que convierte al grupo de los BRIC en especial es que los países no son sólo grandes, sino que también tienen empresas propias destinadas a ejercer un papel muy importante fuera de sus países", dice.

El EIU reconoce que los CIVETS no tienen el mismo poder económico que los BRIC para "reorganizar el orden económico mundial"; además, su PIB combinado representará sólo 1/5 del PIB combinado de los países del G7 en 2030. Los CIVETS son, por lo tanto, mercados emergentes de segunda línea que cuentan con sistemas financieros relativamente sofisticados, donde no hay riesgo de descontrol inflacionario, de déficits sustanciales en cuenta corriente o en la deuda pública, según datos del EIU."Los mercados emergentes son siempre arriesgados", advierte Guillén. "Pero, ya que hay riesgos, la probabilidad es que haya retornos generosos para quienes actúen con inteligencia. No es un juego fácil, pero no deja de ser interesante".

Romeo Dator, gestor de porfolio de la tejana Global Investors, especializada en mercados emergentes y recursos naturales, dice que el único país de los CIVETS en que su empresa ha invertido es Indonesia. Según Bloomberg, el retorno total de las inversiones hechas en el país fue del 57% el año pasado. Los otros, dice Dator, todavía son demasiado pequeños para hacer inversiones financieras de gran tamaño que exigen mayor liquidez. Los BRIC, dice, aún están lejos de ser países maduros, y los CIVETS "son prácticamente mercados sin explorar, un escalón por debajo de los mercados emergentes en lo que se refiere al tamaño". ¿Cuándo pasa a ser "emergente" un país? Dator da una indicación: "Cuando comienzan a aparecer ETF [fondos cotizados] asociados a esos países, eso significa que ya despiertan una cierta atención y que vale la pena observarlos mejor".

Michael Geoghegan, consejero delegado de HSBC, es un entusiasta de los CIVETS. En un discurso pronunciado en la Cámara de Comercio Americana en Hong Kong, el año pasado, él destacó: "Cualquier empresa que tenga ambición global debe actuar ahora en relación a esos mercados. En el mundo actual, nadie puede darse al lujo de esperar para hacer negocios. Tenemos que ir dónde están los negocios".

Cada uno de los CIVETS representa una oportunidad y un riesgo, según explican los analistas de mercados emergentes y los profesores de Wharton:

Colombia: Después de años de guerras intensas contra el narcotráfico, Colombia continúa siendo un mercado pequeño, pero siempre ha sido una economía dinámica con industrias importantes, como la de flores frescas, petróleo y café, entre otras.

Indonesia: El mayor país de los CIVETS, tiene una población enorme y dispersa y ya cuenta con inversiones de EEUU, China y Japón, pero la estabilidad política y social continúa siendo incierta.

Vietnam: Alternativa a la mano de obra barata de China, el país tiene planes ambiciosos de crecimiento económico, a pesar de tener un Gobierno comunista.

Egipto: Aunque Egipto tenga una población próspera y con buen nivel de educación en las ciudades del Valle del Nilo, buena parte del país continúa siendo pobre. La deuda de Egipto es elevada (un 80% del PIB) y el futuro político del Gobierno de Hosni Mubarak es incierto. El país también puede enfrentarse a revueltas religiosas.

Turquía: El país no es un buen destino para las fábricas, ya que los costes allí son altos. Continúa siendo un centro regional prometedor que se ha beneficiado de relativa estabilidad y de los lazos que mantienen con Occidente en una región del mundo volátil. Su entrada en la Unión Europea sería un factor positivo más, dicen los especialistas; sin embargo, una posible revuelta religiosa puede comprometer sus perspectivas económicas.

Sudáfrica: A pesar de problemas como el desempleo y el VIH/SIDA, tiene empresas fuertes, una infraestructura de negocios bien desarrollada y puede servir de puerta de acceso al sur del continente.

Henisz destaca que además de los puntos fuertes internos, Turquía, Indonesia y Sudáfrica cuentan con empresas sólidas que pueden convertir a esos países en especialmente interesantes para empresas o inversores que busquen mayor impulso fuera de las fronteras de un país. "Ellos podrían ser una plataforma para los inversores, tal y como fue Irlanda para Europa", dice Henisz, añadiendo que esos países también podrían ser una oportunidad de "aprendizaje inverso" en lo que concierne a la estrategia de negocios en sus respectivas regiones (contrariamente al modelo tradicional que aplica la metodología de las empresas occidentales a los mercados extranjeros).

Resistiendo a la generalización

Según los resultados de la investigación, los entrevistados consideran que los factores de mayor importancia para que las empresas procedentes de los CIVETS puedan competir en la economía mundial son: el valor de sus productos y servicios (un 75%); el crecimiento del PIB (un 74%); la situación financiera (un 53%); los productos o servicios innovadores (un 45%) y la identificación de sus marcas fuera de los respectivos países (un 28%).

Los entrevistados señalaron también los puntos fuertes y débiles de las multinacionales de los CIVETS respecto al mercado mundial. Para un 85% de ellos, las empresas necesitan mayor visibilidad para conquistar el respeto de las principales empresas de EEUU y de Europa. A continuación, para un 67% de los entrevistados, a esas empresas les falta la transparencia necesaria y el gobierno corporativo adecuado para competir en el plano internacional; un 66% dijo que las empresas no tienen el conocimiento necesario en el área de políticas o negocios públicos para enfrentarse a la competencia; un 64% dijo que las empresas no tienen capacidades de marketing y de marca para tener éxito en el mercado global; un 52% cree que las multinacionales de los CIVETS no disponen de recursos de comunicación para tener éxito en el mercado mundial y, finalmente, un 51% considera que esas empresas son limitadas en su raciocinio global.

La investigación exploró también qué factores tomaban en cuenta en un CIVETS para determinar su potencial en igualdad de condiciones con uno o más BRIC. La respuesta más común fue: estabilidad política. Según Franklin Allen, profesor de Finanzas de Wharton, los países CIVETS son tan diferentes que es difícil generalizar cuando el asunto es la política. Él cita la desigualdad de renta, el fundamentalismo religioso y la volatilidad de la región como cuestiones a tomar en cuenta cuando se evalúen las inversiones en esos mercados. "Es preciso analizar con cuidado la cuestión política en cada uno de esos países".

La época en que los inversores extranjeros tenían que temer la nacionalización de los activos casi pertenece por completo al pasado, aunque los gobiernos extranjeros aún representen un riesgo para los proyectos de inversiones, quizás mediante una carga tributaria pesada o a través de la regulación. "Son pocos los países cuyos gobiernos creen que deban ser los dueños de los medios de producción. Por eso no creemos que el riesgo político sea grave, pero me sorprendería si desapareciera para siempre", añade Allen. "Puede adquirir otras formas. Los problemas de deuda de los gobiernos pueden conllevar una tributación más pesada, aunque yo creo que aún falta mucho para que eso suceda".

En 2005, O'Neill, de Goldman Sachs, creó un nuevo concepto para la próxima generación de mercados emergentes: los "Próximos 11", o "N11", constituidos por cuatro de los CIVETS y otros siete países. O'Neill, actual presidente de asset management de Goldman Sachs, destaca que Colombia y Sudáfrica no han sido incluidos en el N11 porque el tamaño de su población restringe su capacidad de crecimiento en grandes mercados. "El grupo N11 incluiría también Bangladesh, Pakistán, Filipinas, Corea del Sur, Irán, Nigeria y México, y esos 11 serían un grupo más heterogéneo y atractivo", dice O'Neill.

La EIU, por su parte, ha limitado la lista. Nigeria, según la empresa de investigaciones, depende demasiado de las commodities. Las relaciones políticas e internacionales de Irán son muy inestables. Filipinas —conocida como "la eterna aspirante"— también padece un escenario político frágil e inestable, según la EIU. La inestabilidad política también rodea a Tailandia, y los problemas de seguridad de Pakistán son graves. Bangladesh, por su parte, es demasiado pobre y vulnerable a los efectos del cambio climático. O'Neill planea publicar un estudio este mes elevando a México, Corea del Sur, Indonesia y Turquía, además de los BRIC, a la condición de "Mercados de Crecimiento". La EIU dejó México y Corea fuera de la lista porque se trata de países considerados exitosos y no presentaban ninguna novedad para los inversores.

Los profesores de Wharton destacan que Rusia, que continúa siendo dependiente de recursos naturales y experimenta inestabilidad política, no puede ser equiparada a otros BRIC de mayor éxito. Pero Henisz dice que Rusia es un ejemplo de lo que puede suceder en cualquier mercado emergente. Él dice que en cinco o diez años, uno o más de los países CIVETS se quedará atrás. "No sé quien, pero uno o dos se quedarán fuera", dice.

Publicado el: 09/02/2011

Fuente: http://www.wharton.universia.net/index.cfm?fa=viewArticle&id=2009&language=spanish

Felicidad Interior Bruta: ¿El dinero da la felicidad?

"El que diga que el dinero no puede comprar la felicidad es porque no sabe dónde ir de compras". Éste es un texto que se puede leer en muchas pegatinas y camisetas. Pero, ¿cuál es exactamente la relación entre dinero y felicidad?

Por un lado, la relación resulta obvia. Nadie puede negar que tener suficiente dinero para cubrir las necesidades básicas –alimentos, abrigo y vivienda- te hace más feliz, o al menos te libera del estrés que conlleva vivir bajo serias restricciones. Y cuanto más dinero tienes, más cosas que te proporcionan felicidad puedes comprar, ya sea el iPhone4, un coche nuevo o una bufanda de cachemir. Por otro lado, esos objetos materiales no suelen proporcionarnos la misma felicidad que, por ejemplo, pasar la mañana con tus hijos en la playa o mantener una buena conversación con un viejo amigo.

"La relación entre dinero y felicidad es complicada", dice Ed Diener, profesor emérito de Psicología en la Universidad de Illinois, que investiga sobre temas de cuantificación de la felicidad. "A igualdad de condiciones, tener más dinero siempre va a ser bueno. Pero aunque el dinero te puede hacer más feliz hay cosas que introducen complejidad en dicha correlación".

Efectivamente, tener más dinero nos hace más felices, pero la felicidad también depende de otras cosas, como vivir -o no- en un país económicamente avanzado, el modo en que gastas tu dinero, cómo comparas tu riqueza con la de los demás o qué importancia le concedes a tu tiempo.

En la década de los 70 se podían contar con los dedos de una mano los investigadores que estudiaban el tema de la felicidad humana, y existían muy pocos datos fiables que cuantificasen el bienestar individual o nacional. Por aquél entonces los estudios sugerían que por encima de determinado mínimo los ingresos sólo tenían un modesto efecto sobre la felicidad. En cualquier sociedad la gente rica era más feliz que la gente pobre, pero los ciudadanos de países ricos no eran mucho más felices que los ciudadanos de países de riqueza media e incluso pobres. Este resultado, conocido como la Paradoja Easterlin en honor de Richard Easterlin, el economista que observó esta relación por primera vez, sugería que era el ingreso relativo –y no absoluto- el que estaba vinculado a la felicidad. En otras palabras, lo que importa es tener lo mismo que el vecino.

Las investigaciones sobre la felicidad han recorrido mucho camino desde entonces. Hoy en día se dispone de mejor información y muestras mucho más representativas para cuantificar tanto los niveles personales como nacionales de felicidad. Asimismo, mucha más gente trabaja en este campo –desde economistas a sociólogos y psicólogos-, y ahora la mayoría están de acuerdo en el fuerte vínculo existente entre el nivel de desarrollo económico de un país y la felicidad de sus ciudadanos.

De hecho, los líderes políticos –incluyendo el primer ministro británico David Cameron y el presidente francés Nicolás Sarkozy-, han declarado que puede que la felicidad sea la clave para mejorar el modo en que se cuantifican los estándares de vida de un país. En su opinión, en lugar de tener en cuenta únicamente el producto interior bruto -la cantidad de bienes y servicios producidos en el país-, también deberían considerarse otros factores como el grado de satisfacción que tienen los ciudadanos con sus vidas.

No obstante, resulta muy complicado precisar la conexión entre dinero y felicidad, aunque sea una definición muy sencilla e universal. Algunos críticos señalan que averiguar cómo determinar el éxito de un país a través de su bienestar resultaría igual de complicado.

País a país

Los profesores de Empresa y Políticas Públicas de Wharton Betsey Stevensony Justin Wolfers, y el estudiante de doctorado Daniel Sacks han desenterrado todos los estudios multinacionales sobre bienestar a los que han tenido acceso y los han cruzado con las estadísticas internacionales sobre desarrollo económico disponibles. Los datos recopilados por este equipo cubren un total de 40 años, 155 países y cientos de miles de individuos. Los resultados muestran que "existe una relación robusta entre el bienestar y el desarrollo económico", explica Wolfers. Esta investigación está publicada en un artículo titulado "Subjective Well-Being, Income, Economic Development and Growth" (“Bienestar, renta, desarrollo económico y crecimiento subjetivos”).

El dinero está estrechamente asociado con el bienestar, un resultado que se sostiene cuando se compara la felicidad de dos individuos dentro del mismo país -donde uno es el 10% más rico que el otro-, o la felicidad media de dos países –donde la renta per cápita de uno supera en un 10% a la del otro-. "La paradoja de Easterlin intuitivamente tiene sentido, pero parece ser que los resultados obtenidos en las investigaciones sobre felicidad del pasado no eran hechos, sino más bien cosas que deseábamos que fuesen ciertas", señala Wolfers. "Se trataba de una hipótesis tremendamente tranquilizadora; nos permitía dormir mejor por las noches sin preocuparnos por el sufrimiento humano en Burundi, ya que sugería que la gente en Burundi era simplemente tan feliz como nosotros".

Easterlin, que da clases en la Universidad de Southern California, no se ha retractado. El mes pasado publicaba un nuevo artículo en el que concluía que en 37 países del mundo, pobres y ricos, los niveles de bienestar no habían aumentado al mismo ritmo que sus niveles de renta en el largo plazo. Así, en Chile, China y Corea del Sur, la renta per cápita se había duplicado en veinte años pero los informes mostraban incluso ligeros retrocesos en los niveles de satisfacción de los ciudadanos con sus vidas.

Sin embargo, Wolfers sostiene que el crecimiento económico contribuye a financiar las inversiones en investigaciones científicas asociadas a vidas más saludables y longevas. Wolfers señala varios indicadores económicos que tienen una fuerte correlación con lo que la gente entiende por bienestar. La mortalidad infantil es uno de ellos. En Estados Unidos la probabilidad de que un recién nacido fallezca antes de los cinco años ha disminuido considerablemente a lo largo de los últimos 50 años: hoy en día la probabilidad es 7,8 por cada mil nacidos, mientras que en 1960 dicha cifra era del 30 por mil. En Burundi, uno de los países más pobres del mundo (y que está situado en las últimas posiciones en todos los ranking sobre felicidad en el mundo), la mortalidad infantil en la actualidad es 166,3 por mil, según datos del Banco Mundial.

En los últimos 30 años, la esperanza de vida en Estados Unidos ha aumentado prácticamente un año cada década. Hoy en día, si los patrones de mortalidad actuales se mantienen, se espera que un recién nacido estadounidense por término medio cumpla los 78,44 años (en 1970 dicha cifra era 70,81 según el Banco Mundial). En Burundi la esperanza de vida media es 50,43.

"Se han producido diversas transformaciones", dice Wolfers. "La mayor productividad de Estados Unidos significa que disponemos de opciones que nuestros amigos de Burundi no tienen. Y dichas elecciones están a nuestro alcance gracias a nuestro mayor nivel de compra".

En opinión de Wolfers, la renta relativa es importante, pero sólo en los extremos. "Parece que lo único que nos importa es tener lo mismo que el vecino. Pero si el vecino vive en un país rico y tú también, los dos estáis más felices de lo que estarías viviendo en un país pobre. Los niveles de desarrollo económico son muy diferentes de país a país. La pequeña satisfacción que sientes cuando superas al vecino realmente no tiene importancia en un país como Burundi, donde tu preocupación es que tu hijo se está muriendo".

No obstante, a la gente lo que le preocupa es su posición y estatus relativo. Según Sonja Lyubomirsky, profesora de Psicología en la Universidad de California, Riverside, que estudia el bienestar humano, en Estados Unidos las comparaciones y juicios relativos importan mucho. "Las investigaciones sugieren que sólo cuando te recortan el sueldo, o pierdes tu trabajo, te muestras considerablemente menos satisfecho con tu vida", explica. "Pero cuando todo el mundo empeora tus niveles de satisfacción siguen más o menos igual".

Un conocido estudio de hace una década revelaba que la gente prefiere vivir en un mundo en el que su salario anual fuese 50.000 dólares y el de los demás 25.000, que en un mundo en el que ganase 100.000 dólares y los demás 200.000. "Para algunos este resultado muestra el lado oscuro de la naturaleza humana, pero para mí revela una verdad demasiado humana: nos preocupan más las comparaciones sociales, estatus y posición que el valor absoluto en nuestra cuenta bancaria o nuestra reputación", señala Lyubomirsky.

Pero independientemente del dinero que tenga cada uno hay estrategias de consumo que maximizan nuestra felicidad individual. Por ejemplo, gastar dinero en los demás, bien sea un acto filantrópico o invitando a un amigo a comer, nos hace más felices que gastar dinero en nosotros mismos. Gastar dinero en cualquier cosa que fomente el crecimiento personal –clases de francés o de cocina-, o en actos sociales suele hacernos más felices que gastarlo en aventuras en solitario.

Gastar dinero en muchas pequeñas cosas en lugar de una única cosa grande también nos hace más feliz. "El motivo es que si gastas tu dinero en una sola cosa de gran valor te acostumbras, pero con muchas cosas de pequeño valor se producen más periodos de adaptación así que la felicidad dura más tiempo", dice Lyubmirsky.

Gastar dinero en experiencias –por ejemplo un viaje especial-, en lugar de posesiones también nos hace más feliz. "Las experiencias que sean sociales… probablemente se recuerden más y no son comparables", añade. “No sabes si tu vecino tuvo una luna de miel mejor que la tuya".



El enfoque filosófico

No obstante, cuando se pregunta a la gente una variación de la cuestión "¿Qué te hace feliz?", para la mayoría el dinero no ocupa una de las primeras posiciones. Según el profesor de Gestión de Wharton Stewart Friedman, en general, los encuestados suelen responder cosas como cultivar relaciones de calidad con amigos y familia, hacer una contribución positiva al mundo o "tener tiempo para ellos mismos, para recuperarse y rejuvenecer".

Friedman, cuyas investigaciones se centran en la intersección entre el comportamiento organizativo y la integración familiar y laboral, da clases sobre liderazgo a partir de su experiencia de dos años en Ford. En las clases guía a estudiantes a través de diversos ejercicios para que identifiquen cuáles son sus principales valores y sepan reconocer qué es lo que más les importa; luego les ayuda a averiguar cómo gestionar su trabajo, familia y compromisos con la comunidad para que sus vidas y valores estén en la misma línea. "Los resultados que la gente espera tienen mucho que ver con su bienestar y felicidad", dice. "Quieren contribuir a que el mundo sea un lugar mejor, un lugar más seguro. Reconocen la importancia de las intenciones".

En opinión de Diener, científico senior en Gallup, después está el tema de cómo definen los individuos la felicidad. Este verano Gallup realizaba una encuesta a nivel mundial a más de 136.000 personas en 132 países que incluía preguntas sobre la felicidad y la renta. También había cuestiones sobre su renta y estándares de vida, sobre si sus necesidades básicas de comida y vivienda estaban cubiertas, qué tipo de bienes poseían y si sentían que sus necesidades psicológicas estaban satisfechas. La encuesta incluía una evaluación global de sus vidas, ya que pedía a los entrevistados que evaluasen su vida de diez (la mejor posible) a cero (la peor posible). También preguntaba si se sentían respetados, si tenían familias y amigos con los que poder contar en caso de dificultad, y lo libres que se sentían a la hora de elegir sus actividades diarias.

Los resultados muestran que aunque la satisfacción normalmente aumenta con la renta, las sensaciones positivas que se experimentan en el día a día no siguen necesariamente la misma pauta. "Observando el nivel de satisfacción de nuestra vida –cuando miramos hacia atrás y la evaluamos-, la gente podría decir En general está bastante bien. Estoy casado/a, tengo trabajo, tengo salud. Se puede ver una fuerte correlación en todas partes del mundo entre la renta individual y nacional y los niveles de felicidad", explica Diener. "Por otro lado, cuando estudias la felicidad asociada a determinados momentos -¿disfrutas con tu trabajo? ¿Estás aprendiendo cosas nuevas? ¿Estás pasando tiempo con tus amigos?- entonces apenas existe correlación con el dinero. Esta felicidad está fuertemente asociada con otros factores, como sentirse respetado, tener autonomía y apoyo social o tener un empleo que te llene".

Según Diener, uno de los obstáculos a la felicidad es el "problema de aspirar siempre a algo más", también conocido simplemente como materialismo. "Las aspiraciones crecen tan rápidamente que la gente se siente decepcionada con la cantidad de dinero que gana porque siempre quiere más", señala. "Todos los días vemos en la televisión películas y programas sobre gente que gana un montón de dinero y compra yates de 20 millones de dólares. Es algo que ocurre en todas las partes del mundo; nuestro informe nos dice que en los países en desarrollo hay más gente que tiene televisores que agua potable en sus casas. Los medios de comunicación han aumentado rápidamente las aspiraciones de la gente".

Después también está el tema de cómo has conseguido el dinero, cómo lo gastas y cómo empleas tu tiempo, señala Diener. "Si tienes dinero porque eres el abogado de una gran empresa, trabajando 80 horas a la semana, entonces posiblemente estés cansado. Trabajas muchas horas y en tu vida no tienes mucho tiempo para otra cosa que no sea el trabajo. Posiblemente te gastes tu dinero en una niñera, una asistenta y todas esas cosas que necesitas para permanecer a flote, no realmente en cosas que te hacen feliz".

El tiempo, siempre presente

Cassie Mogilner, profesora de Marketing de Wharton, estudia precisamente este tema. Sus investigaciones se centran en la relación entre el tiempo y la felicidad, y estudia cómo la decisión de una persona de pensar en términos de tiempo –en lugar de dinero- puede influirle de forma que dedicará más tiempo a cosas que le hagan feliz.

En una serie de experimentos, Mogilner analizaba qué ocurría cuando los participantes pensaban sobre el tiempo, incluso fugaz o subconscientemente, y si ello tenía algún efecto sobre su comportamiento y felicidad. El primer experimento se llevó a cabo online. Se facilitaron a los participantes diversas palabras relacionadas bien con el tiempo, con el dinero o neutras, y se les pidió que creasen todas las frases que pudiesen con esas palabras en tres minutos. (Por ejemplo, en el primer grupo los participantes tenían que construir frases con términos como “reloj”, “días”, “horas”, mientras que en el segundo se enfrentaban a palabras como “salud”, “precio” o “efectivo”).

Después, se pedía a los participantes que completasen una encuesta sobre cómo tenían pensado pasar las próximas 24 horas, donde también debían evaluar cuánta felicidad les proporcionaban las actividades señaladas. Aquellos que habían estado en contacto con las palabras vinculadas al tiempo declaraban que pasarían más tiempo socializando con la familia y amigos o bien teniendo relaciones íntimas, actividades que además les proporcionaban más felicidad. Pero aquellos que habían estado en contacto con palabras vinculadas al dinero manifestaban que iban a pasar más tiempo trabajando o viajando para ir al trabajo, actividades asociadas con niveles muy bajos de felicidad.

Un segundo experimento se llevó a cabo en una cafetería muy popular entre los estudiantes universitarios. Cuando los estudiantes entraban se les pedía de nuevo construir frases con palabras relacionadas con el tiempo, palabras relacionadas con el dinero o palabras neutras. Después se les dejaba entrar. Desconocían que en la cafetería había un investigador observando su comportamiento, mirando si estaban hablando por el móvil, enviando un SMS o hablando con otras personas o bien trabajando con sus ordenadores o leyendo algo relacionado con sus estudios.

Al igual que en el primer experimento, aquellos que habían estado en contacto con palabras relacionadas con el tiempo eran más proclives a estar socializando, mientras que la probabilidad de estar trabajando era mayor para aquellos que habían construido frases con palabras relacionadas con el dinero. Cuando los estudiantes abandonaban la cafetería se les preguntaba que cuantificasen su nivel de felicidad en ese momento; aquellos que habían estado socializando eran más felices que aquellos que habían estado trabajando. Los resultados de estas investigaciones aparecen en el artículo "The Pursuit of Happiness: Time, Money, and Social Connection" ("Persiguiendo la felicidad: Tiempo, dinero y conexiones sociales"), publicado en la revista Psychological Science.

La conclusión obvia es que todos necesitamos pasar más tiempo socializando con nuestros amigos y seres queridos para ser más felices, ¿no? No necesariamente, dice Mogilner. "Yo no digo que la gente deba dejar de trabajar. Para mucha gente el trabajo es una fuente muy importante de satisfacción personal", explica. "Pero mis investigaciones indican que, además de nuestras carreras profesionales, también debemos cuidar la familia y las relaciones sociales. En el margen, cuando estamos pensando en trabajar una hora más en la oficina o bien irnos a casa y pasar algo más de tiempo con nuestra familia o amigos, si optas por lo último tendrás más felicidad".

Fuente: http://www.wharton.universia.net/index.cfm?fa=viewArticle&id=2008&language=spanish

Publicado el: 09/02/2011

Gobierno evalúa rebajar el IGV

Presidente García y ministro de Economía confirman estudio de medida. También bajará ISC a gasolina y aranceles.

El presidente Alan García tendría en mente adelantarse a las propuestas de algunos candidatos al sillón de Pizarro y rebajaría la tasa del Impuesto General a las Ventas (IGV) –hoy en 19%– antes de que concluya su gobierno en julio próximo.

“Se está estudiando (la rebaja del IGV). Hay varios candidatos que lo han propuesto y, en la medida en que no se caiga en ninguna exageración, es una buena idea”, sostuvo el jefe de Estado a su salida de una ceremonia donde se anunció la cifra récord de exportaciones de 2010.

Como se sabe, el aspirante presidencial Pedro Pablo Kuczynski ha prometido que dicho tributo bajará de 19% a 15% de modo gradual, de ser elegido gobernante. Por el contrario, el jefe del plan económico de Perú Posible, Kurt Burneo, rechaza esa posibilidad en un eventual mandato de Alejandro Toledo, dado que se piensa financiar el aumento de sueldos de los maestros con una mayor recaudación por parte de la Sunat.

Por su parte, el candidato de Gana Perú, Ollanta Humala, anunció que eliminará el cobro del IGV en los recibos de luz y agua.

Preocupado por los anuncios de aumento de precios de la gasolina en 5%, el presidente García también informó que “existen impuestos selectivos al consumo (ISC) que pueden reducirse, con el objetivo de impulsar la generación de empleo y la reactivación productiva”.

“El Gobierno piensa en la necesidad de reducir costos tributarios para que los productos exportables y que se comercializan interiormente sean más competitivos y tengan mejores precios”, añadió.

Ante las declaraciones presidenciales, el ministro de Economía y Finanzas, Ismael Benavides, confirmó que se está evaluando rebajar la tasa del IGV. “Podría darse el hecho de que lo bajemos antes de que se acabe el actual gobierno, porque el alza de los 'commodities’ y sus precios internacionales tienen un impacto en el costo de vida de la gente”, explicó.

No obstante, prefirió no anticipar de cuánto sería la reducción, pues aseguró que este es un cálculo técnico que se está evaluando.

Fuentes del Ministerio de Economía señalaron que se evalúan diferentes posibilidades para mitigar el impacto de los precios importados y que una eventual rebaja del IGV se tomaría solo si la situación internacional presiona con fuerza los costos domésticos.

Lo que sí confirmó el ministro Benavides fue una rebaja del ISC a los combustibles, la que se concretaría antes de fin de mes. Apuntó que esta medida sería temporal.

Asimismo, adelantó que se efectuará una nueva disminución arancelaria “para pocos productos que quedaron con protección efectiva negativa”, es decir, aquellos cuyos insumos son más caros que los productos finales. “Hay que tener en cuenta que el promedio arancelario del Perú es de 3%. La idea es que estemos igual o debajo de Chile, que está alrededor de 2%”, precisó.

Al respecto, el exjefe de la Sunat César Arias Minaya estimó que, de producirse una reducción del IGV en un punto, el impacto en la recaudación sería de S/.1,500 millones al año. “Pero se compensaría con el crecimiento de la economía y el aumento de las importaciones, por lo que el anuncio de García me parece adecuado”, anotó.

Si el Ejecutivo aprueba la reducción, esta tendrá que pasar por el Congreso y entraría en vigencia al día siguiente de su publicación.
 
Fuente: ILADE

SISTEMA CONTABLE CONTASIS

Vota por mi Blogs

La necesidad de estandarizar criterios financieros con el IFRS

MEDIO AMBIENTE - EL TIEMPO ES HOY - PERU

LOS 12 PILARES DE JIM ROHN

Mi lista de blogs

7 ESTRATEGIAS PARA ALCANZAR RIQUEZA Y FELICIDAD

La Actitud Mental Positiva

EL PODER PARA TRANSFORMAR NUESTRAS VIDAS

estado de situación financiera desde la perspectiva de la NIIF Pymes - PUCP