lunes, 7 de febrero de 2011

Atreverse a cambiar: Cómo despertar al emprendedor que llevamos dentro

En medio de un horizonte sombrío en cuanto al empleo y la situación económica de muchos países, la idea de ser dueños de nuestro propio destino es muy tentadora. ¿Pero cómo podemos lograrlo? No todos llevamos un emprendedor dentro que nos empuje a materializar el negocio con el que siempre habíamos soñado.

Según Pino Bethancourt, profesora del IE Business School y asesora de directivos, esto no debería ser un problema, todo es cuestión de entrenamiento. En su último libro “Toma las riendas. ¿Te atreves a cambiar?”, Bethancourt enseña, con el apoyo de ejercicios prácticos y el testimonio de emprendedores consagrados, cómo afrontar nuevos desafíos y reinventarse a pesar de los problemas que traiga la vida.

Se trata, en definitiva, de un manual práctico para ayudarnos a desarrollar nuestra parte emocional y cambiar la forma de ver el mundo. A continuación, les ofrecemos una entrevista con la autora.

http://www.wharton.universia.net/ : En una época en la que mucha gente está perdiendo sus empleos y la tasa de paro en España ronda el 19%, usted lanza en su libro el mensaje de que cualquiera puede emprender, todo es cuestión de entrenamiento. ¿Cuál es el primer paso que tienen que dar las personas para lanzarse a emprender? ¿Tiene que producirse algún tipo de cambio en su mentalidad?

Pino Bethencourt: El primer paso de cualquiera que quiera emprender es concretar qué producto o servicio puede ofrecer al mercado. Esta condición es necesaria pero no suficiente. Mi libro enfoca la dimensión emocional de llevar este producto o servicio desde la idea hasta la realidad, puesto que hay mucha gente que sí tiene una idea, pero nunca reúne el coraje de llevarla a cabo.

En este sentido, la definición de ‘emprendedor’ en el libro es más amplia, incorporando a todos aquellos que asumen riesgos en su día a día y que plasman su ambición en proyectos que juntan a otras personas alrededor de un plan de trabajo, se juegan su reputación y buscan mejorar su entorno de alguna forma. En el libro he entrevistado a empresarios, pero también a cantantes o bailarines, como ejemplos de emprendimiento que no siempre tenemos en cuenta.

Para emprender uno tiene que estar dispuesto a cambiar completamente su modo de ver el mundo, de pensar y de ser. Teniendo un producto o servicio que los demás están dispuestos a comprar, uno tiene que confiar en sí mismo para salir al mercado y ofrecerlo, y para negociar un precio justo por el valor que aporta. También necesita construir su confianza en el mercado de clientes, los riesgos que enfrenta y las oportunidades reales que se esconden detrás de los ‘chollos’ que rara vez se cumplen.

UK@W: ¿Qué capacidades tienen que desarrollar las personas para emprender?

Bethencourt: Creo que la principal capacidad es la de navegar sin seguridad y enfrentarse al riesgo.

El emprendedor no tiene un jefe que le mande y, por ello, tiene una libertad para equivocarse que nunca le habrán dado en un empleo fijo. El emprendedor debe aprender a seguir trabajando también en los días malos, y a confiar en su plan estratégico. El trabajo bien hecho acaba dando resultados si uno se esfuerza.

Por otro lado, cada decisión que toma el emprendedor contiene el riesgo de equivocarse. Hay que aprender a vivir con el riesgo, a medirlo bien y a tenerlo siempre en el punto de mira para identificar las señales de peligro.

Estas capacidades están contenidas en la doble dimensión que defiende el libro: la confianza en sí mismo y en el futuro. El acto de emprender nuevos proyectos, asumir riesgos y correr sin un rumbo claro se apoya en ambas dimensiones. La confianza en sí mismo ayuda al emprendedor a plantearse retos mayores y riesgos más difíciles porque piensa que puede superarlos, y se ancla en su concepto de sí mismo, en el lado intelectual, pero también en cuánto se valora, en el plano emocional. La capacidad para esforzarse, tomar iniciativas y auto-motivarse son componentes importantes de esta confianza en su propia capacidad. Finalmente, la gestión inteligente del estrés se hace clave para el emprendedor puesto que, a mayor estrés, más vulnerable es a los cambios de ánimo y a las decisiones erróneas.

La confianza en el futuro no es un optimismo simplista o soñador, sino un conocimiento claro de las oportunidades que ofrece el mercado y la elección de las mejor adaptadas al emprendedor. Tiene que ver con su percepción de los riesgos y su comprensión de su vulnerabilidad en diferentes situaciones, y se nutre de su convicción en el proyecto, como fuerza emocional clave para seguir alimentando sus ganas de trabajar.

Un tema muy importante a calibrar en el desarrollo de ambas confianzas es el efecto de contagio de las personas con las que el emprendedor interactúa. Es vital buscar amistades y alianzas con gente dinámica y optimista, y saberse proteger de los influjos menos optimistas que llegan de empresas, familiares o incluso los medios, que sabotean la fortaleza emocional del emprendedor.

UK@W: ¿Qué capacidades resultan más difíciles de aprender? ¿Y las más fáciles? ¿Por qué?

Bethencourt: Este libro está dedicado a la parte más difícil de aprender, que es precisamente la dimensión emocional. No es algo que se aprenda por leer libros ni por ver a los demás haciéndolo.

Además nuestros sistemas educativos occidentales sólo nos enseñan a estudiar conocimientos técnicos.

En este sentido, aprender a ser valiente sólo se consigue lanzándose a la piscina, experimentando en la piel el peligro de ahogarse, y comprobando que uno puede defenderse y salir del agua. El análisis de las experiencias pasadas nos permite así definir modos mejores de enfrentarnos a los riesgos y nos hace más atrevidos.

Si el emprendedor tiene un buen proyecto y tiene convicción, la parte más difícil está hecha. Los instrumentos se consiguen cuando uno está convencido de lo que hace, ya que la gente busca confianza y aplomo; y así es cómo llegan clientes, inversores, proveedores y colaboradores.

UK@W: Su libro es un manual práctico para que las personas desarrollen todo su talento emprendedor. ¿Cómo propone usted que se entrenen estas capacidades? ¿Sobre qué puntos hace usted hincapié?

Bethencourt: Mi libro es un manual lleno de ejercicios para facilitar la reflexión y la introspección del lector. Animo al lector a buscar experiencias reales y le doy cuestionarios y herramientas para analizar su propia actuación en dichos intentos. Hay miles de libros y páginas web que dan los conocimientos técnicos necesarios para emprender: cómo escribir el plan de negocio, cómo encontrar financiación y qué pasos hay que dar para encontrar clientes. Pero para poner en práctica todos estos consejos técnicos, el emprendedor tiene que sentir fuerza y coraje. Mi libro le enseña a construir y mantener esta fuerza a lo largo de todo el proyecto.

El libro también ilustra cómo reacciona la mente humana a los cambios y las crisis, y relaciona nuestra capacidad de superar bien los cambios con la capacidad de emprender. Todos los emprendedores retratados en el libro han sufrido muchos cambios a su visión inicial, y han perdido muchas batallas por el camino. Pero se reponen rápidamente a los fracasos, aceptan las pérdidas sufridas y entran en una actitud de aceptación que les permite cultivar nuevos crecimientos.

UK@W: ¿Cuál sería el laboratorio ideal para que las personas comiencen a desarrollar ese espíritu emprendedor: la familia, la universidad, la experiencia laboral…?

Bethencourt: Los expertos nos muestran que los ingredientes principales del espíritu emprendedor, la confianza en uno mismo y la confianza en el futuro, se aprenden en los primeros años de vida y en el seno familiar. El primer paso para desarrollar espíritu emprendedor es que los padres eviten sobreproteger a sus hijos, los animen a experimentar y les recompensen cuando se levantan después de haberse caído. Luego el colegio y la universidad pueden aportar ejemplos de emprendedores en charlas y cursos, y poner en marcha proyectos que enseñen a los alumnos que uno puede cambiar el mundo a su alrededor si se arriesga. Si los colegios y universidades premian a los alumnos proactivos, están entrenando una actitud de atrevimiento que sigue creciendo durante todo el recorrido profesional del alumno.

UK@W: En su libro recoge los testimonios personales de los fundadores de la compañía aérea de bajo coste Vueling, la cadena de peluquerías Aldany o la empresa de servicios de reprografía e impresión digital Work Center. ¿Cuál diría que es la principal lección que ha aprendido de estos emprendedores? ¿Qué punto en común tienen todos ellos?

Bethencourt: Todos ellos empezaron a experimentar desde muy pequeños. Aprendieron a arriesgar arriesgándose. A medida que fueron superando retos pequeños, se dieron cuenta de que podían intentar retos mayores. Es como las fases de los videojuegos: si emprendes proyectos pequeños, te estás preparando para atreverte con otros más grandes y complejos. Y los proyectos que te salen mal son los que más te enseñan a levantarte de nuevo.

UK@W: ¿Diría que hay alguna diferencia entre el emprendedor español y de otras partes del mundo, como América Latina?

Bethencourt: Por supuesto que hay muchísimas diferencias. El contexto cultural de cada país define los modelos de éxito y en concreto, cuánto debe uno arriesgarse para triunfar en la vida. En España tenemos una cultura muy conservadora que se observa en la enorme protección de los padres hacia sus hijos, lo cual les corta la iniciativa más adelante. Pero también se ve en que muchos buscan el empleo fijo y en que muchos se ríen de los emprendedores (por la falta de seguridad laboral). Tenemos que pasar de una cultura en la que el funcionario es el más listo y el emprendedor el más loco a todo lo opuesto: nuestra mejor esperanza de futuro como país está en nuestros emprendedores. Los de ahora y los que vendrán.

UK@W: ¿Cree que éste es un buen momento para ser emprendedor?

Bethencourt: Depende de lo que se entienda por ‘buen momento’. Siempre es más cómodo elegir el camino fácil y poco arriesgado. Pero ese camino es, irónicamente, la peor trampa de todas, porque nos vuelve más frágiles y, de repente, un día se acaba sin previo aviso.

En este momento, ser emprendedor es el único camino profesional para la mayoría de nosotros. La necesidad nos empujará a todos a asumir riesgos mayores, y esto va a hacer que ser emprendedor sea mucho más fácil que antes. En EEUU, es más fácil montar empresas porque la gente te ayuda cuando tú te atreves a intentarlo. En España, vamos a empezar a ayudarnos entre nosotros porque todos estaremos volcados en la vía del emprendedor, y por eso empezaremos a apreciar el enorme valor que tiene alguien que se juega su patrimonio personal por crear una empresa y generar empleo.

Lo único bueno de esta crisis es que, gracias a ella, todos vamos a aprender a emprender más, y así nos pareceremos a los personajes de AVATAR (la última película de James Cameron, en la que indígenas de un planeta se enfrentan a invasores de la Tierra mucho más avanzados tecnológicamente), que tanto nos han inspirado en su forma de vida, llena de riesgo, pero también llena de recompensa.

Edición: Universia / RR

Liderazgo y empowerment en la gestión empresarial

Hoy, más que en el pasado, las organizaciones de nuestra sociedad requieren de un nuevo estilo de liderazgo, caracterizado por mayores niveles de inteligencia emocional (control de emociones) e inteligencia espiritual (virtudes y trascendencia), totalmente comprometido con los valores y principios morales, guiando el ejercicio de sus capacidades hacia el servicio del bien común.

Consideremos que algunas de las principales actividades de un empresario se caracterizan por tomar decisiones en contextos complejos e impredecibles; asegurar que tengan resultados y sean sostenibles; gestionar la innovación de productos, servicios y procesos; planificar, organizar, dirigir , además de liderar equipos humanos.

En tal sentido, el ejercicio de un verdadero liderazgo se debe distinguir por demostrar la capacidad de encauzar los esfuerzos de las personas hacia la obtención de metas, mediante el proceso de incentivar y ayudar a los demás a trabajar con entusiasmo y buena disposición para alcanzar objetivos.

Para que una persona pueda ejercer un liderazgo transformador debe desarrollar ciertas capacidades que le potencien, para llevar a cabo acciones que contribuyan con el mejoramiento continuo de su entorno.

Las diez capacidades de liderazgo:

1- Proyectar una visión del futuro deseado para la empresa.

2- Capacidad de pensamiento sistémico y estratégico.

3- Capacidad de tomar iniciativa en forma creativa y disciplinada.

4- Capacidad de mantener el esfuerzo, perseverar y superar obstáculos.

5- Capacidad de manejar asuntos y responsabilidades empresariales con rectitud de conducta, basada en valores y principios éticos.

6- Capacidad de animar y motivar al personal.

7- Capacidad de comprometerse en potenciar actividades educativas para el personal de la empresa.

8- Capacidad de autoevaluar sus fortalezas y debilidades propias respecto al liderazgo empresarial.

9- Capacidad de aprender de la reflexión sistemática basada en el círculo de aprendizaje.

10- Capacidad de trabajar en equipo.

El siguiente planteamiento es el empowerment, que contribuye a eliminar las condiciones que causan sensación de ineficacia y contribuye a que los colaboradores se sientan facultados para enfrentar diversas situaciones y capacitados para asumir el control de los problemas que se les presentan, y es más probable que sus esfuerzos rindan el tipo de desempeño que valora la organización, gracias a una mayor participación, entendiéndose esta como el involucramiento mental y emocional de los individuos en situaciones grupales que los estimula a contribuir a favor de las metas del grupo y a compartir responsabilidad sobre ellas.
 
Fuente: Augusto Mansilla Rodríguez / Gestión

Para salir de la crisis es necesario un cambio de mentalidad

Toda crisis supone cambio, y por ello, es necesario un cambio de mentalidad para adaptar nuestro comportamiento al nuevo orden social, de forma que podamos sacar el máximo partido a las ventajas que éste nos ofrece.

Uno de los principales factores del cambio que hemos vivido en estos últimos años procede del fenómeno de la globalización con la mejora de las técnicas de comunicación. Esto implica que simplemente con un ordenador portátil y con un teléfono móvil podemos estar en contacto con cualquier lugar del mundo, y nos permite saber en tiempo real lo que está sucediendo en otras zonas del planeta. Consecuencia directa de este fenómeno es que aumenta la competencia en la fabricación de los bienes de consumo buscando la optimización de los costes de producción para poder ofrecerle al consumidor precios más asequibles.

Gracias a las innovaciones tecnológicas, el mundo del trabajo se enriquece con nuevas profesiones, mientras que otras desaparecen. En la actual fase de transición se asiste a un pasar contínuo de empleados de la industria a los servicios, perdiendo terreno el modelo económico y social tradicional vinculado a las grandes fábricas y apareciendo el fenómeno de la descentralización productiva, lo que se ha dado en llamar “outsourcing” , con una mayor especialización de la producción. De este modo estamos viviendo una transición del trabajo caracterizado por una fuerte dependencia en una estructura organizativa rígida y centralizada, a sistemas de organización más flexibles, que ofrecen una mayor autonomía al trabajador y por tanto le permite un mayor desarrollo de su capacidad creativa, consecuentemente se consigue una mayor valoración de su trabajo y aumenta su retribución, así como las posibilidades de compatibilizarlo con la vida familiar.

Uno de los mayores obstáculos al cambio de mentalidad son los prejuicios, y esto nos induce a ser más reflexivos. Hoy en día hay mucha gente que cae en reduccionismos que le impiden avanzar en el cambio de mentalidad que se hace necesario para poder aprovechar las oportunidades que nos presentan los cambios que estamos viviendo. Uno de los prejuicios más frecuentes es la resistencia a aceptar las nuevas modalidades de trabajo, y se debe a caer en el error de creer que para trabajar se precisa tener un contrato de trabajo. La legislación laboral define el contrato de trabajo como aquél en el que el trabajador se compromete voluntariamente a prestar sus servicios retribuidos por cuenta ajena dentro del ámbito de organización y dirección del empresario, no obstante, el Estatuto de los Trabajadores no entra en definir las amplias modalidades de trabajo que pueden desarrollarse fuera del ámbito de organización y dirección del empresario, esto es, de manera autónoma, y actualmente son muchas las empresas que demandan trabajo de profesionales pero se intenta fomentar la autonomía de quien realiza el trabajo para potenciar su creatividad y conseguir así una mayor flexibilidad de la organización productiva para adaptarla mejor a las necesidades de los clientes.

Nuevas profesiones para la crisis

La crisis por la que estamos pasando está propiciando la aparición de nuevas profesiones, entre las que podemos citar dos que están alcanzando un gran auge en países más desarrollados y que es de esperar que en España se irán implantando en el futuro. La primera de ellas es la de “life coach”, que podríamos traducir como “consejero de vida”, y la segunda la de “social media manager” o experto en medios sociales.

LIFE COACH
Es una profesión que en EEUU ya tiene una gran notoriedad desde hace varias décadas, y que básicamente consiste en asesorar a sus clientes a la hora de planificar su vida en el aspecto financiero. Con la reforma del sistema público de pensiones que está teniendo lugar en España, va a hacerse más necesaria la planificación financiera como instrumento para poder llegar a acumular un patrimonio que nos permita mantener nuestro nivel de vida una vez que cesen los ingresos procedentes del trabajo. El life coach debe ser un profesional que sepa anticiparse a los cambios que van a producirse en el ámbito de la previsión social y ofrecer a sus clientes soluciones que le den seguridad de cara al futuro, sabiendo asesorarlos de las diferentes opciones que existen en el mercado a la hora de diseñar un plan de previsión personal privado complementario al sistema público, teniendo en cuenta la mentalidad de su cliente a la hora de afrontar riesgos en sus inversiones, así como aprovechar al máximo los beneficios fiscales a los que pueda acogerse para conseguir el máximo rendimiento a sus inversiones tanto en el aspecto financiero como en el fiscal.

SOCIAL MEDIA MANAGER
El social media manager es un profesional ya conocido en las grandes empresas, y tiene el cometido de sacar el máximo provecho posible a las oportunidades que ofrecen los medios de comunicación social, y entre ellos, en un lugar especialmente destacado, internet. Las grandes empresas hace ya años que cuentan con profesionales altamente capacitados en esta materia, pero cada día empiezan a aparecer más profesionales independientes que ofrecen sus servicios a pequeñas empresas en régimen de arrendamiento de servicios como profesionales independientes. De este modo un social media puede ofrecer sus servicios a pequeñas empresas, profesionales independientes, y hasta a particulares que quieran sacar provecho a las oportunidades que hoy en día ofrece internet con el incremento extraordinario que están experimentando las redes sociales, como ejemplo, según estadísticas hechas públicas por Gmedia Comunicación, Facebook ha conseguido 250 millones de nuevos usuarios en el pasado año, alcanzando la cifra de 600 millones de usuarios a finales del 2010.

Fuente: http://negociosyemprendimiento.com/nuevas-profesiones-para-la-crisis/?utm_source=feedburner&utm_medium=email&utm_campaign=Feed%3A+NegociosYEmprendimiento+%28Comunidad+Negocios+y+Emprendimiento%29 

Este es el juego del dinero

Muchas personas, incluso se podría decir millones, piensan que la economía es una cosa muy seria. No sólo ahora, sino también a lo largo de la historia. Por la lucha por el dinero se cometen, y han cometido, verdaderas atrocidades: asesinatos, violaciones, guerras, esclavitud… pensemos en cualquier degeneración humana.


Sin embargo, puestos a analizar como funciona el sistema económico, nos llevamos la sorpresa de descubrir lo absurdo de todo ello: porque la economía es realmente un juego. Un juego emocionante y peligroso, eso sí, pero en definitiva, un juego.Cuando George Soros apostó, si he escrito “apostó“, a que la esterlina bajaría su cotización en 1992, hizo exactamente eso: apostar. Claro que, movió los hilos necesarios a su alcance, que son muchos, para que el Banco de Inglaterra no pudiera más que transigir y se viera obligado a devaluar su moneda, haciendo que el señor Soros ganara unos cuantos millones de dólares en el camino.

Luego está el día a día de las bolsas, lo que se llama intradía. Los mal llamados inversores, o mejor llamados especuladores, se dedican a comprar y vender, sean acciones o productos financieros, apostando con sus compras a que van a subir o bajar, porque también se puede ganar apostando a las pérdidas, es lo que se denomina short selling o venta corta. Y la mayoría de veces que ganen o que pierdan depende de las palabras de algún CEO o ministro de economía de turno, no de que las empresas funcionen bien o mal en la economía real, lo que los anglosajones llaman main street.

Así pues, los únicos que no consideran a la economía como un juego son la gente de la calle. La que sufre las consecuencias de los jugadores. Porque las apuestas pueden ser tan altas que ha sucedido que han desestabilizado, e incluso hundido, países enteros a lo largo de la historia del capitalismo. La población normal, ajena a estas apuestas, pierde el trabajo, les embargan la casa, no pueden alimentar a sus hijos, se desesperan por la falta de liquidez… mueren. Todo por los juegos de unos pocos en lo que algunos denominan finanzas de altos vuelos.

Por ello, y para finalizar, no me queda más que añadir: señores, hagan juego.

Fuente: http://www.secretosdeldinero.com/secretosdinero/2010/12/la-economia-es-un-juego/

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