jueves, 23 de septiembre de 2010

Pensamiento estratégico: Planeación vs Ejecución

El pensamiento estratégico  nos sitúa dentro de la perspectiva de cuatro preguntas  básicas: donde estaba ayer? donde estoy hoy? donde estaré mañana? y como haré para conseguirlo?
Como se observa, son interrogantes muy comunes dentro de las estructuras gerenciales y de la alta dirección de una empresa. Sin embargo, enfrentan el paradigma de: todas las cosas que parecen  fáciles de decir, generalmente son difíciles de concretar”.
Por ejemplo, elaborar un plan es más fácil que ejecutarlo o llevarlo a la práctica. No obstante, el pensamiento estratégico plantea un reto que va mas allá de la planeación versus la ejecución, y es el de cómo visualizar el futuro que deseo para mi empresa, para construir el presente necesario.
Para entender mejor esta temática, analizaremos el  pensamiento estratégico desde dos perspectivas que son importantes:
1-   El pensamiento estratégico como herramienta para visualizar el futuro
2-  El pensamiento estratégico como parte de un sistema de planeación estratégica

1- El pensamiento estratégico como herramienta para visualizar el futuro:
Para analizar esto  tenemos que formularnos la siguiente pregunta: ¿cómo ha sido el pensamiento estratégico tradicional?  Y si revisamos nuestros planes estratégicos y hacemos memoria de lo que nos costó elaborarlos, probablemente llegaremos a la conclusión de que fue basado en un modelo que combina el cálculo, la lógica  y la experiencia.
Como se observa en términos generales, son elementos que funcionan sobre la base de hechos pasados, es decir, datos históricos y experiencias anteriores, lo cual resulta importante.
Sin embrago, también limitante y conservador.
Lo que plantean las nuevas corrientes del pensamiento estratégico es un modelo más dinámico mediante el cual podamos visualizar lo que podría pasar en el futuro inventándolo. Pero esta invención del futuro también basada sobre un proceso de gimnasia mental que incentiva la creatividad mediante análisis profundos que se desprenden de procesos de investigación a la medida y generales del mercado, el entorno y sobre la empresa misma. Es decir,  hoy en día no se puede formular el futuro si no es sobre la base de información general y específica que sirva como base para incentivar la creación de escenarios nuevos para nuestras empresas. No obstante, la invención de nuestro propio porvenir reclama a las empresas no sólo la formulación de escenarios idóneos, si no también la coherencia a través  de  la pro actividad competitiva que deben tener nuestras empresas.
¿Y esto que significa?
Que para inventar nuestro propio futuro las empresas deben pensar en la  diferenciación o en la innovación, no sólo como una estrategia puntual para un producto o servicio, sino como parte de la cultura gerencial de la organización.

2. El pensamiento estratégico  como parte de un sistema de planeación estratégica:
Desde el enfoque de los sistemas de planeación estratégica se visualiza como algo simple y hasta de poca importancia, pues es a quien se le atribuye la definición de la visión, la misión y los valores de la organización.
Lamentablemente, como se expreso anteriormente, también aquí caemos en el: “todas las cosas que parecen  fáciles de decir, generalmente son difíciles de concretar”.
De acuerdo a la realidad actual en Latinoamérica y en Centroamericana, la construcción del pensamiento estratégico como parte de un sistema de planeación estratégica  se toma con mucha ligereza y poca responsabilidad, pues es visto como la elaboración de una declaración de enunciados con frases que riman y expresan cierta elocuencia como la parte cúspide de un discurso  o una poesía.
Desde una nueva perspectiva, el pensamiento estratégico como primer nivel de un sistema de planeación estratégica deber ser concebido para que se promueva la reflexión. Lo que queremos expresar con esto es que la definición de la visión, misión y valores, debe manejarse para plantear verdaderos retos y para romper esquemas tradicionales de mercado.
Para el caso, la misión debe reflejar: no solo: quienes somos, para quienes existimos, sino también
la esencia que nos hace ser diferentes o mejores en el mercado. Esto implica que la misión debe brindar respuesta también  a los siguientes aspectos:
La visión por su parte, debe expresar más allá de tiempos, el escenario que queremos crear con las acciones del presente. Esto implica hablar de lo que defendemos y de lo que queremos lograr.  No se puede lograr esto sin que exista previo un proceso creativo con información general y específica.
El nuevo pensamiento estratégico trasciende y define que un valor puede ser cualquier elemento que se considera  de vital importancia para lograr cambios importantes y duraderos dentro de la organización. Por ejemplo, una alianza estratégica en el pensamiento estratégico tradicional no sería considerada un valor, o, por ejemplo, el  trabajo en equipo, porque usualmente se han considerado como valores únicamente  el liderazgo, honradez, la disciplina, etc.
Lo importante de todo esto es que los valores se deben desprender de la visión y ya no tanto de los estilos de gerenciamiento de los fundadores de la empresa. Y lo que si se debe tener en cuenta es de qué manera estos valores deberán servir como principios que puedan modificar el comportamiento de un mercado, sobre todo si la empresa tiene una cultura de diferenciación e innovación como eje transversal.
En conclusión, el pensamiento estratégico  es el punto en el cual comenzamos a inventar nuestro futuro para darle sentido a las acciones del presente, buscando que la razón se encuentre y se convine con la pasión por la ejecución.

Por  Edwin Gómez MBA - Socio de Interconsulting Group

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