sábado, 25 de septiembre de 2010

El Rey y el Sabio

Hace muchos años en la lejanía, había un reino muy pacífico. Y como tenían un buen rey, los habitantes del reino eran felices y prósperos. Desafortunadamente el buen rey de repente se enfermó y murió.

Su único hijo, el cual aún era muy joven, se transformó en rey. Pero el joven rey sabía que aún no estaba preparado para las responsabilidades que devienen de reinar. Le preocupaba equivocarse y que estos errores afecten a los habitantes.

Muchos individuos de la corte eran más que felices aconsejando al rey. Uno de ellos sugirió que el rey debería dejarlo gobernar como Regente hasta que el rey sea lo suficientemente adulto para reinar por sí mismo.

El rey estaba confundido. ¿En quién podía confiar? Le preguntó a su madre qué hacer; esta le sugirió que consulte con su viejo maestro, un hombre muy sabio que se había retirado para vivir una vida de contemplación en la cumbre de una montaña muy lejos. Las preparaciones adecuadas se realizaron para tal viaje y luego de un largo y árduo camino, el rey finalmente llego a la cumbre de la montaña.

El sabio y el joven rey se saludaron con el protocolo apropiado y, al finalizar este, el sabio preguntó: “Majestad: Usted es ahora rey de un reino. ¿Por qué esta visitándome y no está en la corte gobernando su país?”

El joven rey le explicó que quería poder depender de un buen consejero pero que no sabía a quién elegir. Le mostró a su viejo maestro documentos en los que detallaban la experiencia y cualidades de cada uno de los candidatos y le pidió su consejo.

El maestro examinó los documentos y los puso a un lado. Simplemente dijo: “Usted es el rey. Usted debe decidir”

El joven rey explico que era muy joven y no tenía la experiencia necesaria para elegir sabiamente. “Sé que usted es un hombre muy sabio”, dijo, “Es por eso que le estoy pidiendo su ayuda”

Pero el maestro respondió: “No haré esto por ti”. Luego cerró sus ojos y comenzó a meditar. El joven rey estaba muy decepcionado. Varias horas después, cuando el sabio abrió sus ojos el joven rey estaba aún allí, arrodillado frente a él.

El sabio le ordenó al rey que se vaya, pero el rey decía que no se iría hasta que su maestro lo ayude a tomar una decisión. Le suplicó: “¡Ayúdame por el bien del reino!”. Viendo que su antiguo alumno era sincero y no se iría hasta que le diera una respuesta, el sabio maestro finalmente dijo, “No decidiré qué persona debes elegir pero, como insistes, te aconsejaré. Espero que luego puedas tomar la decisión correcta.”

El sabio maestro le preguntó al rey que mirara nuevamente los documentos que describían a los candidatos y que identificara a aquellos que no podrían ir a la corte regularmente debido a su delicada salud. Dándose cuenta de que estos no podrían ser sus consejeros, el rey eliminó a tres de los doce candidatos.

Luego el maestro le pidió al rey que nombrara los temas más importantes del reino. El rey contesto que quería mejorar el sistema educativo en el país y proveer mejores condiciones de vida para la gente, particularmente en las áreas rurales. También mencionó la importancia de tener una fuerte armada. El sabio dijo: “Has observado como tu padre gobernó el reino y estoy seguro que sabes qué cualidades y características son requeridas de tus consejeros”.

El rey entendió que necesitaba poder contar con las facultades de su consejero y eliminó a seis candidatos los cuales no podrían ayudarlo a lograr sus objetivos. “¿Pero cómo podré elegir entre los tres restantes?”, preguntó. El anciano respondió haciendo más preguntas: “¿Quién es el demuestra más respeto por el rey? ¿Quién es verdaderamente devoto y de confianza? ¿En quién puedes contar para defender el reino? ¿Quién no te traicionará a tus enemigos por beneficio personal?”

El joven rey pensó acerca de estas preguntas y finalmente entendió: Necesitaba un consejero con buenos y sólidos valores. Había un solo candidato en el cual podía contar, así que después de agradecer efusivamente al sabio el rey retornó al palacio y anunció su decisión. Con la orientación de su antiguo maestro, el joven rey aprendió a tomar una sabia decisión.

El consejero sirvió al rey fielmente durante años. Durante el largo régimen del rey el reino fue más próspero y los habitantes más felices.

Esta es una historia que se les da a los instructores de Taekwon-do para que entiendan los principios de esta arte marcial, y nosotros podemos aprender de ella. Es similar a lo que el coaching puede hacer por ti, el sabio maestro no le dice al joven rey lo que tiene que hacer, sino lo ayuda a entender como tomar una buena decisión basándose en principios y valores básicos.

En el coaching, el coach no te dirá lo que tienes que hacer, sino te ayudará a reflexionar en tus valores y capacidades para que tomes acción sobre tu vida, y puedas alcanzar las metas que te propones.

El coaching te da las herramientas, distinciones y habilidades para que puedas mejorar tu vida, tus relaciones, tu trabajo y todas las áreas que quieras mejorar.

Te invito a reflexionar sobre las siguientes preguntas:

¿Cómo tomo mis decisiones?

¿Tomo mis decisiones basadas en valores y en principios?

¿Soy guiado por mis emociones o puedo encaminarlas para mi bien?

Me encantaría recibir tus comentarios.

En amor y liderazgo,

Pedro Sifontes
Coach Personal

91 Virtudes y valores para tener un hijo que quiere ser empresario

91 Virtudes y valores humanos imprescindibles, que los empresarios tienen que conocer y practicar, para intentar tener éxito en los negocios
Este artículo se centra en uno de los muchos conceptos que definen la base y el éxito de un buen empresario. Cada una de estas virtudes y valores humanos, debe aprenderlos, analizarlos en profundidad y practicarlos, para localizar cuáles son los que tiene, medio tiene, no tiene y necesita fomentar para utilizarlos. Es muy difícil sacar un negocio adelante, si no ponen en práctica estas virtudes y valores humanos, pues siempre tiene que estar preparado para cuando llegue “la tormenta perfecta” que es cuando se juntan varios problemas a la vez y con gran intensidad.
Si los hijos quieren ser empresarios, tienen que ir aprendiendo a conocerlos y a practicarlos desde pequeños. No se puede concebir a un empresario, que no los practique continuamente. Es cierto que estas virtudes y valores humanos, tienen que convertirse primero en costumbres y después en hábitos. Cada uno debe mirarlos en función de su persona, del tipo de empresario que quiere ser y del negocio que quiera tener, para determinar cuáles son su prioridad y en que virtudes y valores humanos, tienen que poner más énfasis en conocer y en practicar.
91 Virtudes y valores humanos imprescindibles, que los empresarios tienen que conocer y practicar, para intentar tener éxito en los negocios:
1.       Abnegación. Se requiere hacer muchos sacrificios voluntarios o involuntarios, incluso muchas veces hacerlos por altruismo. Lo contrario es comodidad.
2.       Agradecimiento. Se debe sentir y mostrar gratitud por el trabajo que le hacen y por los beneficios que recibe. Lo contrario es egoísmo.
3.       Amabilidad. Tiene que ejercitar y comportarse siendo afable, complaciente y afectuoso. Lo contrario es descortesía.
4.       Aprender. Siempre tiene que estar dispuesto a seguir aprendiendo, en una educación continua y escuchando todas las sugerencias que le hagan. Cuanto más sepa, más prosperará. Lo contrario es mantenerse o aumentar la ignorancia.
5.       Aprovechar. Tiene que saber aprovechar muy bien las oportunidades, su tiempo y el de sus colaboradores, sacando el mejor provecho a los recursos humanos, financieros y materiales. Lo contrario es derrochar.
6.       Arrepentimiento. Tiene que saber arrepentirse, privada o públicamente de los errores cometidos, bien sean propios o motivados por él. Lo contrario es el orgullo.
7.       Autodisciplina. Junto con el autodominio, son dos de las virtudes más importantes, para saber actuar sin dejarse llevar por los vicios contrarios, como son la pereza, la holgazanería, etc. Lo contrario es el desorden.
8.       Ayudar. Debe saber hacer el esfuerzo para cooperar, auxiliar o socorrer, cuando los demás lo necesitan o incluso adelantándose. Lo contrario es negar, abandonar o estorbar.
9.       Bien común. Tiene que intentar que su empresa aporte algo positivo, para mejorar la sociedad, bien sea en productos o servicios. Lo contrario, hará que fácilmente caiga en el mal o en la indiferencia, hacia la sociedad.
10.   Carácter. Le permitirá mantener que su sí, es si, y que su no, es no, lo que le distinguirá positivamente de los demás y lo transmitirá a sus productos, servicio y a los demás. Lo contrario es flaqueza e ineficacia.
11.   Coherencia. Para mantener la buena relación de unas cosas con otras, en una actitud lógica y consecuente, sabiendo distinguir entre lo importante y lo urgente. Lo contrario es incongruencia y caos.
12.   Colaboración. Dándola y pidiéndola para formar buenos equipos, que naveguen todos y siempre en el mismo rumbo empresarial. Lo contrario es individualismo y egoísmo.
13.   Conciencia. Debe conocerse a sí mismo, interna y externamente y reflexionar sobre el bien y el mal de sus actividades. Lo contrario es insensibilidad.
14.   Confianza. Teniéndola sobre sí mismo y sobre lo que está haciendo, para que le de fuerza el hacer las cosas. Los negocios deben hacerse, la mayoría de las veces en función de la mutua desconfianza. Lo contrario es inseguridad.
15.   Conocimiento. Es imprescindible e indispensable, estar al día a través de la educación continua, de todo lo relacionado con el negocio. Activando el entendimiento, la inteligencia y la razón natural. Lo contrario es ignorancia.
16.   Constancia. Debe ser firme y perseverante en los objetivos, resoluciones y propósitos acordados. Lo contrario es flaqueza e inestabilidad.
17.   Control. Para los propios actos personales y los internos y externos del negocio, desarrollado en todos los niveles, para evitar que las cosas se vayan de las manos. Lo contrario es negligencia o descuido.
18.   Cooperación. Es la base para formar equipos con el personal, proveedores y clientes y conseguir los objetivos. Ofrecer antes de recibir. Lo contrario es egoísmo e inhibición.
19.   Cortesía. Es una de las demostraciones de la buena educación, al manifestar atención, respeto o afecto hacia otras personas, máxime cuando no se lo merecen. Lo contrario es tosquedad y ordinariez.
20.   Criterio. Una de las virtudes más difíciles de demostrar diariamente y en todos los actos del negocio. Es la norma que con juicio y discernimiento, permite conocer la verdad. Lo contrario es insensatez e inmadurez.
21.   Decisión. Pero siempre acompañada del conocimiento. Acelerarse conduce a errores. Apuntar bien, pero disparar cuando haya certidumbre. Lo contrario es flaqueza y apatía.
22.   Desprendimiento. Obrar con despego, largueza y desinterés por las cosas, aunque suponga saber perder. Lo contrario es tacañería, avaricia y egoísmo.
23.   Dialogar. Hablar y escuchar alternativamente como las personas de bien, las ideas de cada uno, buscando la avenencia coherente. Lo contrario es falta de comunicación.
24.   Diligencia. Hacer las cosas bien con prontitud, cuidado y agilidad. No es conveniente hacer las cosas mal, pero deprisa. Lo contrario es pereza.
25.   Disciplina. Hacer las cosas siempre de acuerdo con el orden establecido. Es uno de los principales cimientos, donde se asientan muchas de las otras virtudes y valores. Lo contrario es desorden.
26.   Discreción. Relacionada con la sensatez, la prudencia, y la reserva para formar opiniones y tener mucho tacto al hablar u obrar. Lo contrario es imprudencia pudiendo ser temeraria.
27.   Educación. Tanto en la formación profesional, como en la manera de comportarse con los colaboradores, proveedores, clientes y socialmente. Lo contrario es grosería o zafiedad.
28.   Ejemplo. Para que otros se sientan inclinados a imitar lo realizado, si es bueno y honesto, o para que eviten caer en lo opuesto. Lo contrario es escándalo.
29.   Entrega. Hay que tener pasión sana, por lo que se hace o se quiere hacer, poniendo mucha atención, interés y esfuerzo. Lo contrario es pasar o abandonar.
30.   Entusiasmo. Hacer las cosas que admire o cautive, con exaltación y fogosidad de ánimo, de forma fervorosa, que le mueva a favorecer los objetivos. Lo contrario es apatía y desánimo.
31.   Escuchar. Prestando atención a lo que le dicen intentando entenderlo. Escuchar bien, suele ser más difícil que hablar. Lo contrario es ignorar.
32.   Esfuerzo. Es necesario aplicar toda la posible energía, vigor, ánimo y valor para vencer las dificultades y conseguir lo propuesto. Lo contrario es dejadez o desistir.
33.   Espíritu crítico. Las críticas principales tienen que llegar de la propia persona, las del exterior puede que no le lleguen. Es bueno cuestionarse y cuestionar, todas las acciones personales y las realizadas para el negocio. Lo contrario es pusilanimidad.
34.   Estudio. Hay que dedicar muchas horas semanales a la formación y a la educación continua, para estar al tanto de lo que hay y de lo que se avecina. Lo contrario es descuidarse o abandonarse.
35.   Examen interno. Hacerlo con un sistema, que no deje resquicios a los olvidos o a la pereza de enfrentarse a situaciones propias, por muy desagradables que sean. Lo contrario es irreflexión o despreocupación.
36.   Ética. Las acciones, productos y servicios si son hechos bajo esta premisa moral, siempre darán buenos frutos. Donde falta la ética entran los problemas. La ética siempre paga buenos dividendos, Lo contrario es Corrupción.
37.   Familia. El principal objetivo de un negocio es la mejora de la familia, por lo que no puede ser un obstáculo, para que la familia se destruya. Hay que equilibrar muy bien el negocio con la familia. Lo contrario es abandono familiar.
38.   Fidelidad. Es muy importante ser leales con las personas e incluso con las empresas relacionadas. La fidelidad también paga buenos dividendos. Lo contrario es deslealtad o traición.
39.   Formación. Juntamente con el estudio y la educación, deben ser valores para tener muy presentes, si se pretende que la empresa funcione y prospere. Lo contrario es ignorancia.
40.   Fortaleza. Esta virtud humana sirve para que con la fuerza y vigor que produce, poder vencer el temor y saber huir de las malas tentaciones morales y profesionales. Lo contrario es debilidad o flaqueza.
41.   Generosidad. Tiene que ir con largueza delante o al lado de la caridad, nunca detrás, pues se antepone a la utilidad y al interés. Lo contrario es tacañería, mezquindad o egoísmo.
42.   Gratitud. Dicen que ser agradecidos es de bien nacidos, pero hay que demostrarlo y comunicarlo. Si es posible, devolver a otros los beneficios que gratuitamente hemos recibido. Lo contrario es deslealtad.
43.   Honestidad. La forma de hacer negocios, que estén relacionados con la honradez, el recato, la justicia, la razonabilidad, la rectitud y la decencia. Lo contrario es inmoralidad, maldad o desvergüenza.
44.   Honor. Mantenido en la palabra dada y en la reputación, para cumplir con los compromisos y deberes del prójimo y de uno mismo. Lo contrario es vileza, bajeza o indecencia.
45.   Honradez. Tanto en el trabajo realizado, en el precio y plazo acordado, en los salarios pagados y en el beneficio obtenido. Lo contrario es inmoralidad o deshonra.
46.   Humildad. Para conocer las propias limitaciones y debilidades y obrar en consecuencia, sin que sea falsamente, para no engañar a los empleados, clientes y proveedores. Lo contrario es soberbia, altanería u orgullo.
47.   Imagen. Tratar de mantenerla buena, ante la sociedad que le rodea, en el aspecto personal, familiar, social y profesional. Lo contrario es abandono o dejación.
48.   Justicia. Dando a cada uno lo que le corresponde o pertenece, en función de su derecho, la equidad o la razón. Lo contrario es parcialidad o arbitrariedad.
49.   Lealtad. Soportada en la fidelidad, en el honor, en la hombría de bien, en el amor, en la legalidad, en la verdad y en la gratitud. Lo contrario es traición, hostilidad o animosidad.
50.   Liderazgo. Demostrándolo continuamente, para dar ejemplo y arrastrar hacia otras virtudes y valores humanos a los colaboradores, clientes, proveedores y a la sociedad. Lo contrario es subordinación, sumisión o dependencia.
51.   Madurez. Demostrando continuamente la plenitud vital indispensable, sensatez, buen juicio y prudencia. Lo contrario es inexperiencia.
52.   Moderación. Haciendo que las palabras y las acciones sean con cordura, discreción y templanza. Lo contrario es desenfreno, abuso o exceso.
53.   Obediencia. Practicándola por jerarquía, cortesía o reconocimiento, sin que suponga sometimiento. Lo contrario es indisciplina.
54.   Objeción de conciencia. Derecho irrenunciable que tienen todos los empresarios, para no realizar negocios que vayan en contra de la moral, de la ética, de las leyes o de las buenas costumbre. Lo contrario es aprobación o conformidad.
55.   Objetivos determinados. A los que deben ajustarse todas sus acciones, para evitar distracciones o desviaciones no previstas. Lo contrario es irreflexión o ligereza.
56.   Optimismo. Actitud y propósito para ver y juzgar con realismo las cosas en su aspecto más agradable. Lo contrario es negativismo.
57.   Orden. Haciendo primero lo primero, y en el lugar que a cada cosa le corresponde. Pero sabiendo lo que se hace, se dicta, se obedece y se ejecuta. Lo contrario es anarquía.
58.   Paciencia. Teniendo que padecer o soportar algo sin alterarse, sabiendo esperar, aunque sea pesado o minucioso. Lo contrario es atolondramiento.
59.   Palabra de honor. Demostrando que el si es si y él no es no en las acciones, testimonios, promesas u ofertas. Lo contrario es engañar o decepcionar.
60.   Perdón. Sabiéndolo otorgar aunque duela, si previamente ha habido una razonable petición e intención de restitución. Lo contrario es castigo, venganza o represalia.
61.   Perfección. Intentando continuamente hacer lo mejor posible las cosas, con superación y eficacia. Algunas veces pudiera ser enemiga de lo mejor. Lo contrario es fealdad o “yavalismo”
62.   Perseverancia. Intentando mantenerse constante en una actitud u opinión que se ha comenzado. Lo contrario es abandono o inconstancia.
63.   Prever. Intentado ver con anticipación lo que posiblemente pueda suceder, estudiando las señales, indicios, estadísticas, etc. y poder así tomar las correspondientes medidas. Lo contrario es despreocupación o desconocimiento.
64.   Prójimo. Considerando al colaborador, cliente y proveedor con solidaridad humana. El mercado es la suma de muchos prójimos, a los que hay que tratar como si fuera uno mismo. Lo contrario es distante o desconocido.
65.   Prudencia. Para discernir y distinguir lo que es bueno o malo, y así poder seguirlo o huirlo. Está relacionada con la templanza, la cautela y la moderación. Lo contrario es desenfreno.
66.   Puntualidad. Teniendo en cuenta que el tiempo es oro, armonía familiar y social, para uno mismo y para los demás. Nadie tiene derecho a robar impunemente el tiempo ajeno. Lo contrario es informalidad, abuso, desconsideración.
67.   Rectitud. Haciendo y diciendo las cosas con justicia, exactitud, razón, justificación y conocimiento. Lo contrario es arbitrariedad, parcialidad o desequilibrio.
68.   Reflexión. Para poder tomar más sabiamente las decisiones y para persuadir o convencer a los colaboradores, clientes y proveedores. Lo contrario es negligencia.
69.   Religión. Su trato frecuente con Dios y la conciencia de que lo que hace debe servir para la eternidad, pondrá a las demás virtudes en su sitio.
70.   Respeto. Haciendo todos los negocios y manteniendo las relaciones personales con miramiento, consideración y deferencia. Lo contrario es insolencia o descortesía.
71.   Responsabilidad. Asumiéndola en las duras y en la maduras, principalmente en las acciones realizadas voluntariamente, aunque hayan salido mal. Lo contrario es inmadurez, imprudencia o insensatez.
72.   Sabiduría. Intentando alcanzarla a través del estudio, que profundice en el conocimiento necesario, lo que le permitirá realizar los negocios de forma prudente. Lo contrario es ignorancia, desconocimiento o ineptitud.
73.   Sacrificio. No huir de la abnegación que pueda suponer el esfuerzo que demanda el negocio, incluso pensando en la recompensa por el trabajo bien hecho. Lo contrario es comodidad.
74.   Salud. Intentando mantenerse en perfectas condiciones físicas, mentales y espirituales, para poder realizar con plenitud todas las tareas necesarias para el negocio. Lo contrario es desarreglo, desorden o ruina.
75.   Secreto. Sabiendo conservar, reservar y ocultar, cuidadosamente y con sigilo, los conocimientos relacionados con el negocio. Lo contrario es imprudencia, descuido o locuacidad.
76.   Sencillez. Intentar hacer los negocios de forma natural, sin ostentación, doblez, ni engaños. Evitando la ostentación y los adornos. Lo contrario es soberbia o exageración.
77.   Sensatez. Haciendo las cosas con prudencia y buen juicio, siempre de acuerdo con las normas, usos y costumbres del negocio, para no poner en riesgo el patrimonio, ni a los empleados, proveedores y clientes. Lo contrario es irreflexión, dislate o candor.
78.   Seriedad. Demostrándola de forma real y sincera, en la forma de proceder en todas las acciones del negocio, sin que haya engaños, burlas o dobleces. Lo contrario es irresponsabilidad, ligereza o frivolidad.
79.   Servicio. Entendiendo que es una de las características, que más aprecian los empleados y clientes y que puede definir el ser o no ser del negocio. Lo contrario es desamparo, desidia o indolencia.
80.   Sinceridad. Expresándose con sencillez y verdad, sin fingir en lo que se dice o se hace. La verdad hace libre al empresario, no las medio verdades o medio mentiras. Lo contrario es hipocresía, doblez o malicia.
81.   Solidaridad. Sabiendo aplicar esta variante de la caridad, en las inquietudes o problemas de los empleados, clientes y proveedores. Hoy por ti, mañana por mí. Lo contrario es egoísmo o indiferencia.
82.   Sufrimiento. Llevando con paciencia, conformidad y tolerancia, los malos momentos del negocio, pero sin desviarse por ellos de los objetivos propuestos, pues siempre habrá momentos que hay que superar. Lo contrario es insolencia o intransigencia.
83.   Templanza. Moderando los apetitos y el mal uso de los sentidos, sujetándolos a la razón con sobriedad y continencia. Lo contrario es desenfreno, exceso o abuso.
84.   Tiempo. Buscando un equilibrio entre el dedicado a la familia, al negocio, al esparcimiento y a la formación profesional y religiosa. Todos tenemos 24 horas y las podemos administrar. Lo contrario es descontrol o egoísmo.
85.   Tolerancia. Respetando y sufriendo con paciencia las ideas, creencias u opiniones de los empleados, aunque sean diferentes o contrarias a las propias. Lo contrario es tiranía, intransigencia o terquedad.
86.   Trabajo. Procurando dignificarlo religiosa y socialmente, en beneficio propio y de los empleados. Lo contrario es holgazanear o vaguear.
87.   Trato. Procurando el buen comportamiento con los empleados, clientes y proveedores, demostrando una buena educación. Lo contrario es hostilidad o brusquedad.
88.   Valor. Demostrando mucha entereza de ánimo, para cumplir los deberes con los empleados, clientes y proveedores, sin arredrarse por asumir los riesgos bien estudiados. Lo contrario es cobardía, timidez o temor.
89.   Verdad. Mantener siempre lo que se dice, siente o piensa, aunque cueste disgustos. Lo contrario es mentira, falacia o engaño.
90.   Vergüenza. Tener el pundonor de reconocer, interna o externamente por las faltas cometidas, o por acciones deshonrosas, propias o ajenas. Lo contrario es descaro, impudor o cinismo.
91.   Voluntad. Ejercitar el libre albedrío, para decidir la propia conducta, sin dejarse presionar por las circunstancias o por terceros. Lo contrario es indiferencia, debilidad o desgana.
La disciplina, con la confianza puesta sólo en Dios, es la virtud que elegiría sin lugar a dudas, como la más importante para el empresario. Cuando esta virtud no está fuertemente cimentada, será imposible edificar sobre ella las otras virtudes y valores humanos, imprescindibles para su éxito. Si está bien asentada, será la virtud en la que se puedan sustentar casi todas las otras, indispensables para ser un buen empresario.
Autor: Escuela para padres
Fuente: micumbre.com
Publicado el 12 de Septiembre del 2010

Informe N° 134-2010-SUNAT/2B0000 Rectificatoria de la Declaración Anual del Impuesto a la Renta y la Participación de los Trabajadores

Teniendo en cuenta la premisa adoptada en el presente informe, la participación legal en las utilidades pagada a los trabajadores en el ejercicio posterior al de su generación, luego de la presentación de una declaración rectificatoria del impuesto a la renta que aumenta su importe, constituye gasto deducible para la determinación de la renta neta de tercera categoría del ejercicio en que se pagó dicha participación.

3 Claves para el Éxito con su Tablero de Visión

¿Qué es un Tablero de Visión?

Es un ancla visual para lograr sus objetivos

Cómo funciona un Tablero de Visión

Creamos y atraemos a nuestras vidas lo que pensamos y sentimos la mayoría del tiempo. Tratar de que la mente consciente permanezca enfocada en un pensamiento es como tratar de reunir pollos – tienden a regarse por todos lados. La mente subconsciente es mucho más fiable y fácil de programar. Tiene dos funciones principales: guiarlo hacia donde usted le diga que se siente bien, y mantenerlo alejado de lo que no. La mayoría de las personas no son tan específicos con su mente subconsciente y tienden a atraer de forma predeterminada – a través de la programación anterior acerca de lo que está vinculado con “sentirse bien” o “sentirse mal”.

El Tablero de Visión nos recuerda las cosas que queremos ser, hacer, o tener. Cuando lo miramos a menudo con una expectativa feliz, le estamos diciendo a nuestro subconsciente que estas cosas son buenas. La mente subconsciente entonces estará alerta de las personas, cosas y oportunidades que se alinean con nuestros deseos. Y en cualquier cosa en que se centre nuestra atención, eso mismo atraemos hacia nosotros, en lo que nos enfocamos, se expande. Genial, ¿no le parece?

Clave 1: ¡No hay reglas! Usted puede hacer su tablero visión de cualquier cosa que lo haga sentir bien. Es su licencia para ser creativo, se divierta. Usted debe sentirse inspirado por las cosas que realmente desea, cosas que lo impulsen a llegar a sus metas, no importa el orden en que coloque sus imágenes, solo importa la impresión que ellas hagan en usted.

Clave 2: Qué cosas NO poner en un tablero de visión. Esto incluye cualquier “debería”, “suena bien” o “mis padres estarían muy orgullosos de mí si …”

Sin embargo, aquí hay algunas cosas que usted podría considerar en su tablero de visión: recorte de revistas imágenes de su casa de ensueño, vacación ideal, formas inspiradoras para su cuerpo, autos hermosos, joyas, viajes inspiradores, corte palabras o frases o poemas que lo eleven; tarjetas postales de los lugares que deseas visitar, tarjetas de agradecimiento de clientes satisfechos, fotos de personas y cosas que usted aprecia en su vida.

Clave 3: La cosa más importante sobre los tableros de visión – no mire su tablero de visión hasta que esté armonizado. Quiero decir, hágalo cuando esté feliz, con una actitud positiva, con sentimientos tranquilos y armonisosos. No se permita visualizar sus sueños en medio de sentimientos discordantes, como enojo, frustracción, etc, esto provocará que usted asocie sus deseos con estos estados de consciencia, lo que será un enorme muro entre usted y sus metas. Hágalo en un estado de bienestar y paz mental.

Asegúrese de actualizar su tablero de visión regularmente – sus deseos se están expandiendo continuamente – ¡mantenéngase al día con ellos!

Zoe Routh

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