Mediante la interacción de varios candidatos en diferentes actividades, las empresas pueden inferir con observación directa los atributos de una persona para un cargo. Esta cualidad posiciona al assessment center como un mejor predictor frente a otros métodos de evaluación.
Por Jorge English G.
DENTRO de las diferentes etapas de un proceso de selección de personal, hay una que para las empresas hoy es imprescindible de considerar, por más que eso le pese a muchos de los candidatos a un empleo: la evaluación psicológica.
Por lo general, se trata de un paso que consiste en una entrevista con un experto del área y a eso se agregan algunas pruebas, como el test de Lüscher o el famoso Rorschach, en la actualidad cuestionado respecto de su utilidad para medir competencias laborales. Sin embargo, atendiendo a los cambios del mercado del trabajo y a otras variables, algunos empleadores han dado paso a un nuevo sistema más complejo y completo llamado assessment center.
Se trata de un sistema de evaluación focalizado en indagar las habilidades de las personas. En términos prácticos, la principal diferencia con las evaluaciones tradicionales dice relación con la metodología que se utiliza: en el assessment center, un grupo de candidatos es sometido a diversas acciones en conjunto, lo que, entre otras cosas, exige contar con instalaciones apropiadas para ello.
La idea de este tipo de procesos es la de detectar -en los candidatos al puesto- aquellos atributos que resultan difíciles de descubrir en una entrevista individual.
“Aunque ya la persona o trabajador haya demostrado su performance laboral por años, esta herramienta siempre deja en evidencia oportunidades de mejora, potencialidades y compatibilidad motivacional del candidato”, explica Gema Castillo, team leader assessment de la consultora Wallchase.
Durante el proceso, los postulantes interactúan entre ellos a través de varios tipos de actividades, entre las que destacan, por ejemplo, los juegos de roles en los cuales las personas van intercambiando papeles (funciones) y presentaciones en las cuales deben defender una posición. El grupo, que no debiera superar las ocho personas, es observado por un panel de especialistas que analiza el comportamiento de los candidatos en carrera, según distintas temáticas y puntos de vista.
Fuera de la zona de confort
En un sistema de assessment center se pedirá a los postulantes realizar diferentes tareas, las cuales apuntan a detectar si los candidatos tienen o no las competencias o cualidades que el empleador busca y que ha definido o planteado como relevantes en un “perfil de competencias”. Ello permite evaluar las reacciones de cada candidato, su desenvolvimiento y cómo van evolucionando sus posturas a lo largo de la jornada.
“La gracia de estas dinámicas es que se saca a las personas de un contexto de individualidad, más protegido, y se los coloca en un ambiente de competencia. De esa forma se puede ver el grado de liderazgo, la tolerancia a la frustración y capacidad de trabajo en equipo”, señala Christian Sprohnle, gerente de Advisory Human Resources Services de PwC.
Por su parte, Rodrigo Infante, vicepresidente ejecutivo de Target-DDI, dice que, a diferencia de los métodos tradicionales de evaluación, este nuevo sistema permite identificar los déficits, fortalezas y debilidades que presentan los evaluados, “mediante una metodología rigurosa y precisa, que los sitúa en organizaciones ficticias donde deben desenvolverse, gestionar, resolver y desplegar sus habilidades y competencias”.
Los ejercicios a los que se enfrentan los candidatos en evaluación se basan en situaciones que, en la vida real, ocurren. Así es como, por ejemplo, se enfrentan a colaboradores desmotivados, discusiones con pares, trabajo pendiente por administrar, conflictos en equipos de trabajo, desafíos y una serie de situaciones a solucionar y gestionar. Luego, esto lleva a que los evaluadores puedan identificar en vivo las competencias, comportamientos y destrezas de cada postulante.
Además, según Gema Castillo, “esta evaluación ayuda a las empresas a realizar una selección del personal más idóneo o apto para su organización, porque les permite determinar de entre varios postulantes, cuál es el perfil que se adecua mejor a las características del cargo que requiere ser ocupado y ahorrar tiempo en capacitación”.
Más preciso, pero más caro
Aunque el assessment se aplica desde hace varios años en Chile, Christian Sprohnle afirma que es una metodología aprovechada básicamente por empresas grandes, con unidades de recursos humanos más desarrolladas, debido a que por sus características, es una técnica de evaluación más cara que otras.
Ello, porque para hacer las observaciones más realistas, las consultoras que utilizan ese sistema deben contar tanto con las instalaciones adecuadas, como con los profesionales, las certificaciones y la sistematización que todo ello amerita. Además, requiere más tiempo que otros sistemas (pueden llegar a durar un día entero) y el procesamiento de los resultados también es más largo.
“Es una técnica rigurosa, que requiere evaluadores calificados, permanentemente entrenados para implementar objetivamente los diversos instrumentos que componen los sistemas de assessment center”, explica Rodrigo Infante.
Sin embargo, al mismo tiempo, es un sistema de evaluación muy dúctil, que deriva en un mayor conocimiento de la persona, a través de una observación directa y dirigida de las conductas y competencias críticas de un profesional. De ese modo, es posible inferir de mejor manera lo que la persona puede llegar a hacer en la empresa.