¿Cuáles son los desafíos que enfrentará la economía mundial en el futuro? Es lo que respondieron connotados galardonados con la máxima distinción en economía.
Por Marcela Corvalán
Los cambios en la economía mundial en los últimos 50 años han sido muchos, rápidos y profundos. Los avances tecnológicos han cambiado las comunicaciones y el comercio. El orbe ya no está dividido en dos: ha surgido un nuevo orden multipolar.
Y ahora, entonces, ¿qué viene? ¿Cuáles son los desafíos que enfrenta la economía mundial en el futuro? La revista Finanzas y Desarrollo (F&D) del Fondo Monetario le hizo esta pregunta a cinco economistas ganadores del premio Nobel: George Akerlof, Paul Krugman, Robert Solow, Michael Spence y Joseph Stiglitz.
Sus respuestas hacen eco del análisis de los economistas del Fondo, que advierten que hay riesgos a las mejoras continuas al bienestar de las personas conseguidas en los últimos años, entre ellas, una mayor desigualdad en la mayoría de los países y el cambio climático.
Este último tema inquieta a George Akerlof. El economista, profesor emérito de la Universidad de California Berkeley, plantea que los seres humanos piensan en términos de historias y que si la narración no es la correcta, "nos metemos en problemas". Propone un nuevo relato para el calentamiento global: colectivamente, los seres humanos tenemos un bebé, envuelto en una frazada protectora que es la atmósfera. Cada año, la atmósfera-frazada que envuelve a nuestro bebé se vuelve más y más pesada, haciendo subir su temperatura. "Cualquier padre correría a rescatar a un bebé en esas circunstancias. El relato que usamos para explicar el calentamiento global es demasiado frío y demasiado tímido", dice.
En cambio a Paul Krugman, profesor de Princeton, le quita el sueño la debilidad de la demanda en las economías desarrolladas, un problema que "muchos economistas nunca pensamos que veríamos". Krugman asevera que "por primera vez desde los años 30 el mundo parece estar sufriendo de una falta persistente de demanda adecuada: simplemente la gente no está gastando lo suficiente como para usar la capacidad productiva que tenemos". Y la solución, dice, no está clara, más porque las instituciones que deben elaborar la política económica, bancos centrales y gobiernos, no están preparadas para hacer frente a una caída grande y prolongada de la demanda".
En un tono similar, Robert Solow, profesor emérito del Massachusetts Institute of Technology (MIT), dice que aunque hay grandes temas como el calentamiento global y la desigualdad, lo que le preocupa es si las economías de Europa, Japón y América del Norte, están atrapadas en un episodio más que transitorio de "estancamiento secular", entendido como la tendencia persistente de una economía nacional (o un grupo de economías) no sólo a crecer con lentitud, sino a encontrarse parcial o totalmente incapacitada para aprovechar al máximo su potencial productivo. "Si la respuesta es afirmativa y si no encontramos una salida pronto, hay muchas menos probabilidades de que logremos solucionar los problemas más grandes", dice.
Michael Spence, profesor en la Escuela de Negocios Stern de la Universidad de Nueva York, cree que la inclusión, el cómo acomodar el crecimiento de las economías en desarrollo y completar el proceso de convergencia que comenzó tras la Segunda Guerra Mundial, es el desafío central para la economía global. La convergencia, si tiene éxito, "triplicará el tamaño de la economía global en los próximos 25 a 30 años y aún más si tomamos como base el comienzo del proceso de convergencia -1950- en lugar de la actualidad". Pero hay que ir con cuidado, ajustando el uso de los recursos naturales y poniendo atención a temas distributivas. "Por el momento, no existe un consenso sobre cómo lidiar con las distintas formas de desigualdad. Hay quienes piensan que corresponde centrarse en la pobreza y dejar que los resultados del mercado decidan el resto. A otros les preocupan los perdedores absolutos", señala.
Joseph Stiglitz, profesor de Columbia, afirma que la economía debería estar al servicio de la sociedad. Tras la caída del muro de Berlín, recuerda, terminó la batalla entre comunismo y capitalismo por la mejor manera de conseguir crecimiento para todos. Ahora la pregunta es otra: ¿Qué forma de economía de mercado funciona mejor?
Stiglitz asegura que la desigualdad creciente en Estados Unidos es resultado de sus políticas, y que aquellos países que han emulado a EE.UU. están viendo resultados similares.
"El principal reto que enfrentará la economía mundial en las próximas décadas va más allá de moderar los excesos de la economía de mercado (...) Implica hacer que los mercados funcionen como deberían: con una competencia fuerte que impulse una innovación que mejore los niveles de vida", escribe.