Por: César Peñaranda Castañeda / Gestión
Con ocasión de la reciente visita del Premio Nobel de la Paz 2006, Muhammad Yunus, se refresca la problemática de las micro y pequeñas empresas (mypes), en razón del ingenioso esquema de microcréditos que instituyó en Bangladesh, conocido como la metodología Grameen por el nombre del banco que fundó y que hoy más de 250 instituciones de casi 100 países aplican. Si bien el Grameen Bank ofrece fundamentalmente créditos a los calificados como excluidos y menesterosos, por ello su referencia como banco de los pobres, también otorga microcréditos a emprendedores.
En el Perú, el crédito para las mypes ha mejorado de manera importante, el sistema financiero otorga particular atención a las microfinanzas, hay intensa competencia, lo que ha determinado un incremento significativo en el número de prestatarios y en el monto canalizado. De medio millón de prestatarios y un monto de US$ 0.7 mil millones de cartera en el 2003 ha pasado a cerca de 2 millones y más de US$ 4.3 mil millones en el 2009. El asunto es que este sector de empresas es muy singular. Veamos.
Por el número de trabajadores, en el Perú se califica como micro o pequeña empresa a la que emplea hasta 10 o 100 trabajadores, respectivamente. Por los niveles de ventas anuales es micro o pequeña empresa aquella que vende hasta 150 o 1,700 Unidades Impositivas Tributarias, respectivamente (1 UIT son S/. 3,600). Actualmente el 98.6% del universo empresarial son mypes, aproximadamente 3,217 millones de empresas; ellas absorben el 77% del empleo y explican el 42.1% del PBI; por ello su trascendencia para la economía nacional.
Empero, el grueso de las mypes (72.6%) está en la informalidad, en particular las microempresas; el 73.3 y 30.7% de las micro y pequeñas empresas, respectivamente, son informales. Solo el 18% posee RUC y el 75% no tiene licencia de funcionamiento. Esto conlleva a una alta mortandad, pues de aquellas que inician actividades desaparecen el 70% antes del tercer año de operación. Tienen además una baja productividad, en parte como consecuencia de los sectores donde más operan, que son el agrícola, comercial y de servicios. En promedio anual, un trabajador de una micro y pequeña empresa genera S/. 13,701 y 55,422, respectivamente, mientras el promedio de la mediana y gran empresa está alrededor de los 100 mil.
Según cifras del Banco Mundial, el 60% de la economía peruana es informal. En promedio, esta llega a 19% en los países de la OECD. Al respecto, estudios realizados a nivel mundial del porqué de la informalidad encuentran, en especial, tres aspectos que la explican: la complejidad administrativa y trabas burocráticas del sector público; la rigidez de la política laboral y la inadecuada política y administración tributaria; más aún "convierten" al formal en informal. Esto es válido para el caso peruano. Muchas veces los gobernantes de turno, a nivel local, regional y nacional, declaran la guerra a la informalidad cuando son ellos en gran medida los que la generan.
Con frecuencia, se afirma que hay que buscar que las mypes participen del comercio exterior, en particular a la luz de los Tratados de Libre Comercio firmados, lo que acompaño pues es correcto, todas las empresas, al margen de su dimensión, deben mirar al mundo como mercado. Pero corresponde analizar cómo lograrlo a la luz de las cifras anteriores. Con base en data del 2008 figuraban como exportadoras cerca de 7,800 empresas, de las cuales el 85% eran mypes, 61% micro y 24% pequeñas. Empero, del total exportado ese año, alrededor de US$ 31 mil millones, las mypes solo participan con el 2%. Es evidente que hay que corregir esta situación, apuntando a reducir la informalidad, incrementar la productividad (competitividad) y promover la asociatividad vía consorcios productivos, redes empresariales y cadenas productivas; por el tamaño de estas empresas, en especial las micro, es indispensable la asociatividad.
Es importante mencionar el escaso presupuesto destinado a los programas de apoyo a las mypes, US$ 5.7 millones en el 2010, comparado con Chile y Brasil (US$ 31 y 625 millones, respectivamente, en el 2008). Es necesario que el Ministerio de la Producción diseñe y ejecute un programa para promover la competitividad de las mypes, para lo cual requiere más recursos, no elevando el presupuesto público sino redefiniendo prioridades.
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