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miércoles, 16 de marzo de 2011

¿Cómo liberarte de las creencias que te limitan?

En Mayo de 1954 Roger Banister se convirtió en el primer atleta en correr una milla en menos de 4 minutos (3 minutos 59,4 segundos), batiendo así un record que se había intentado romper por más de 100 años.

Este acontecimiento atrajo la atención de los medios en todo el mundo. En ese entonces, los científicos y médicos decían que conseguir una hazaña como esa era humanamente imposible, que intentarlo podría hacer que el corazón de una persona explotara, que los huesos se rompieran y que los músculos se rasgarían en el esfuerzo…

Esta hazaña de por sí es asombrosa, pero quizás lo más interesante, es lo que sucedió después…En el lapso de 7 meses de batido este record, otros 37 atletas consiguieron romper también con la barrera de los 4 minutos y en los siguientes 3 años, lo hicieron otros 300…

La pregunta clave es ¿cómo sucedió esto? Si unos meses antes, correr una milla en menos de 4 minutos se consideraba algo físicamente imposible ¿cómo fue que apenas Roger Banister logró batir este record, muchos otros lo hicieron también? ¿Es que el cuerpo humano realizó un salto cuántico repentino que hizo que sus capacidades se expandieran?

Está claro que no… que lo que cambió fueron los pensamientos de las personas… y lo que antes parecía imposible en sus mentes, ahora ya no lo era… Una creencia limitadora, un paradigma se había roto, y entonces el ser humano se vio capaz y logró fácilmente lo que antes parecía imposible…

Con esto quiero mostrarte el poder de tus pensamientos sobre tu vida, lo mucho que te pueden limitar o te pueden hacer capaz. Tu mundo es un reflejo de lo que piensas y crees. Tus pensamientos te pueden hacer sentir feliz o triste, optimista o pesimista, capaz o incapaz. Algunos pensamientos pueden ser amables, amorosos y optimistas, otros estresantes, limitadores y pesimistas. Y son estos últimos los que nos impiden ser felices y vivir plenamente.

Muchas veces vivimos en función de pensamientos y creencias que hemos aprendido desde niños, pensamientos limitadores, miedos y paradigmas que hemos dado por sentados, como verdades absolutas y que no hemos cuestionado para comprobar su veracidad. Mientras creemos en ellos, vivimos también en función de ellos. Te invito a que prestes atención a tus pensamientos, a los pensamientos que rondan tu cabeza y ver cómo te llevan a vivir la vida de una manera amable, confiada y optimista o a vivir la vida con miedo y limitaciones.

Por ejemplo, recientemente estaba con un equipo de ventas que pensaba que ser la compañía más nueva en su sector era un obstáculo para lograr sus objetivos de ventas. Una vez que identificamos esta creencia limitadora, empezamos a cuestionarla con las siguientes preguntas…

1. ¿Es eso verdad? ¿Es verdad que ser una empresa nueva es un obstáculo para sus ventas? La respuesta inicialmente fue si.

2. Seguimos indagando y les pregunté si podían saber que “era verdad con absoluta certeza” que ser nuevos era un obstáculo para sus ventas. Empezaron a dudar, no podían estar totalmente seguros de esto…

3. Les pregunté cómo se sentían cuando estaban delante del cliente y pensaban que ser nuevos era un obstáculo. Cómo trataban a sus clientes cuando tenían ese pensamiento. Me explicaron que se sentían inseguros, a la defensiva, iban con una idea pesimista de los resultados, estaban inquietos y nerviosos, no eran tan amables con sus clientes porque pensaban que les dirían que no y que no estarían abiertos a sus servicios. Se imaginaban una serie de resultados negativos y objeciones antes siquiera de llegar. Salían cansados de la reunión…

4. Les pregunté entonces, cómo se sentirían, cómo serían las cosas si no pudieran creer el pensamiento de que ser nuevos era un obstáculo para sus ventas. Me dijeron que más confiados, más seguros, más tranquilos para actuar, responder, y manejarse apropiadamente con el cliente…

¿Puedes ver la gran diferencia entre creer un pensamiento o no?

¿Puedes ver cómo, cuando creen que el ser nuevos los limita, se sienten pesimistas y desmoralizados antes siquiera de llegar al cliente y cuando no tienen ese pensamiento, se sienten más seguros, optimistas y confiados?

¿Y puedes ver cómo eso puede reflejarse en una mejor relación y trato con el cliente y mejores resultados?

Por ultimo, los invité a invertir el pensamiento y ver cómo lo opuesto de lo que ellos creían podía ser tan verdadero o más… Es decir, cómo el hecho de ser nuevos podía ayudarlos a alcanzar sus objetivos y ser una fortaleza en lugar de una debilidad…

Aquí algunos de los ejemplos que encontraron de cómo esto podía ser tan verdadero o más que el pensamiento original:

Por ser nuevos, nos esforzamos más en ganar un cliente y damos un mejor servicio…

La gente muchas veces prefiere una empresa nueva y más pequeña donde se sienten mejor atendidos y se sienten clientes más importantes, a una empresa grande y de trayectoria, donde se convierten en un cliente más…

Porque se desarrollan más a nivel profesional para poder responder a las objeciones que un cliente les pueda plantear por su posición de nuevos y los empuja a desarrollar al máximo sus habilidades como vendedores…

Inicialmente, el ser una empresa nueva, les hacía sentir en desventaja, como si tuvieran algo que ocultar. El cuestionar este pensamiento limitador e invertirlo les permitió abrir su mente, sentirse cómodos con el hecho de ser nuevos, e incluso verlo como una fortaleza que podían sacar a relucir delante del cliente.

Ahora piensa

¿Cuáles son esos pensamientos que te limitan?

¿Qué es lo que te frena a hacer lo que te pide tu corazón?

Responder a estas preguntas te podrá dar pistas sobre cuáles son los pensamientos que te están limitando a hacer lo que tu corazón desea. El primer paso es reconocer tus pensamientos limitadores… Y el siguiente cuestionarlos para liberarte de ellos y así batir tus propios récords.

Autora Sandra Iozzelli – siozzellid@yahoo.es Se especializa en ayudar a otros a reducir las emociones negativas, el estrés, el miedo y las creencias limitadoras en sus vidas. http://www.sandraiozzelli.com/

sábado, 2 de octubre de 2010

Siete creencias fatales para tu negocio

Tu cerebro puede estar impregnado de ideas mortales para tu empresa. Deshacerte de ellas puede ser la solución para lograr el éxito. ¿Quieres identificarlas? La vacuna para este mal generalizado puede estar a un clic de distancia.

“Algunas ideas son el virus más peligroso; muy resistentes y extremadamente contagiosas”, dice atinadamente Dom Cobb en la película “Inception”, interpretada por Leonardo DiCaprio. Como se describe en la cinta, el cerebro es un aparato muy poderoso, para bien o para mal. Durante nuestro crecimiento y con ayuda de nuestros familiares y amigos, heredamos una serie de creencias a las que consideramos reales sin cuestionarlas. Sin embargo, estas creencias –en ocasiones archivadas en lo más profundo de nuestro cerebro– determinarán cómo actuaremos frente a ciertas situaciones de la vida e influirán fuertemente en nuestros resultados. El riesgo reside en que si estas creencias están equivocadas o distorsionadas, pueden traducirse en resultados desastrosos para nuestro negocio. Para muestra, he aquí algunas de ellas.

Uno: El dinero no es importante

Si algo no es importante para ti, definitivamente no formará parte de tu vida y viceversa: si algo es importante para ti, seguro estará presente. Por ejemplo, si para ti es muy importante la música, es probable que hayas comprado un reproductor digital o algún celular que te permita almacenar cientos de canciones o probablemente tengas varios aparatos musicales en tu casa; si la música no es importante para ti, entonces es muy probable que no hayas adquirido ninguno. ¿Simple no?


Pues debo decirte que de la misma manera funciona el dinero. Si tienes la creencia de que el dinero es malo o no es importante, entonces simplemente no tendrás dinero. Observa cómo por lo regular las personas que tienen esta creencia están quebradas o siempre han estado en situaciones financieras precarias. Es obvio, el dinero no es importante para ellas, por eso no lo tienen.

Ahora, no se trata de obsesionarse con el dinero ya que en efecto, hay muchas áreas en las que el dinero no funciona. Sin embargo, en el tema empresarial, el dinero es un factor fundamental. El dinero te permitirá mantener y crecer tu negocio, alcanzar tus sueños y sobre todo, generar bienestar para ti y para tus colaboradores así como para sus familias. El empresario hace un bien a la sociedad al generar empleos y en este contexto, el dinero es factor fundamental. Así que ten mucho cuidado con tu actitud hacia el dinero. Dale el respeto e importancia que éste merece.

Conclusión: El dinero importa mucho en los negocios.

Dos: “Para que un empresario gane alguien tiene que perder”

En México tendemos a creer que aquel empresario que se hace rico siempre lo hace a costa de los demás, como si la economía fuera un juego se suma cero: para que alguien gane otro tiene que perder. Esto es totalmente incorrecto y es dañino para nuestra cultura empresarial y para la sociedad en general.

Comencemos entendiendo una cosa: el dinero es infinito, así es… infinito. En el siglo pasado, el dinero en circulación estaba respaldado por lingotes de oro en los bancos centrales así como por otras monedas como dólares o libras, por lo que es natural pensar que había un límite en cuanto a la cantidad de dinero que podía circular. Sin embargo, esto ya no es así. Desde hace algunas décadas, el dinero está respaldado por la percepción y la confianza de los mercados; los lingotes ya no existen. Diariamente ocurren millones de transacciones electrónicas que suman cantidades estratosféricas de dinero, y los bancos no mueven ni un sólo billete de sus bóvedas. Es la confianza en los sistemas legales, bancarios y económicos de los países lo que hoy garantiza el valor de una moneda. Por esta razón, los gobiernos constantemente están imprimiendo más dinero.

Conclusión: No tienes que quitarle a alguien su dinero para hacerte millonario.

Tres – “A ojo del amo engorda el caballo”

Esta es una de las frases más comunes y equivocadas que existen en nuestra cultura empresarial. Si esto fuera cierto, ¿cómo le hicieron entonces los dueños de McDonald’s, Pizza Hut, WallMart o cualquier franquicia o cadena de negocios para abrir miles de sucursales alrededor del mundo y operar todas de manera simultánea? ¿Cómo le hacen los grandes empresarios para manejar cientos de negocios y seguir creciendo?

Son los sistemas y procesos de negocio los que te permiten operar varios negocios de manera simultánea, sin la necesidad de estar micro-manejando a tu personal para garantizar la calidad. La tecnología te ayuda a controlar de manera remota lo que sucede en tu empresa, así como automatizar gran parte de tus procesos, para que puedas tener una, dos o mil sucursales.

Conclusión: busca que tu negocio funcione sin ti. Para eso sirven los sistemas.

Cuatro. “Si quieres que algo se haga bien, tienes que hacerlo tú mismo”

Para muchos empresarios, no hay nadie en la empresa que pueda hacer las cosas mejor que ellos. Normalmente quien tiene esta creencia ha construido lo que algunos autores han definido como un “autoempleo”, es decir, la persona ha avanzado lo suficiente como para proveerse de un trabajo a sí mismo (y quizá a un par de personas más que figuran como sus asistentes) pero el dueño sigue siendo el experto. “Yo trabajo para mí mismo” o “soy mi propio jefe” son frases comunes de las personas que están en esta situación.

Sin embargo, si lo analizamos con un poco de profundidad, son el peor jefe que han tenido: trabajan largas jornadas (mucho más de 8 horas diarias y a veces sin descanso los fines de semana), en ocasiones no reciben su salario completo y si algo sale mal corren con todos los riesgos. Adicionalmente, el día que llega una enfermedad que les impide trabajar… dejan de tener ingresos cuando más lo necesitan (si se enferma el experto entonces quién hace el trabajo). Visto de esta forma, “trabajar para uno mismo” es el peor trabajo que se puede tener, ¿o no?

Sin embargo, el empresario que todo el tiempo está haciendo las cosas por el mismo, es simplemente un empleado.

El problema es que no se ha comprendido que la labor de “el empresario” ya no es realizar el trabajo, sino crear un sistema que permita entregar el producto con ciertos estándares de calidad. Es decir, no es lo mismo hacer sándwiches que desarrollar un negocio de sándwiches. Mientras que el primero se limita a la cocina y de cómo combinar correctamente los ingredientes (el jamón, el queso, la mayonesa, etcétera), el segundo debe encargarse no sólo de esto, sino de todo el proceso de producción, comercialización y distribución (quién hace los sándwiches, cómo los hace, quién los vende, en cuánto los cobra, cómo los entrega).

Conclusión: El empresario debe trabajar construyendo el negocio y no para el negocio.

Cinco. “Que el negocio no funcione… no es mi culpa”

La economía, el gobierno, la globalización, los empleados, la competencia… siempre tendemos a culpar a otros de lo que nos sale mal en los negocios. La realidad es que los únicos culpables somos nosotros mismos; si, en efecto, nosotros. He aquí la prueba: somos nosotros los que decidimos qué productos vendemos, somos nosotros los que decidimos a qué precio los vendemos; en qué plazas los vendemos; a qué mercado lo vendemos; con quién nos asociamos; a quién contratamos, y cuánto pagamos, sólo nosotros.

Sólo nosotros creamos nuestro éxito o nuestro fracaso. Para poder triunfar primero tenemos que asumir la responsabilidad de todo lo que sucede en nuestra vida, porque una vez que comprendemos esto y lo aceptamos de corazón, entonces entendemos que está en NOSOTROS “el poder” cambiar nuestra situación. Si nosotros somos los responsables de nuestro destino, entonces nuestro destino puede ser ¡EL QUE NOSOTROS QUERAMOS!

Conclusión: toma control de tu vida y define tu propio destino.

Seis. Crecer el negocio es difícil y me traerá más problemas

Hay por ahí una frase que dice: “no existen problemas grandes, sólo personas pequeñas”. Es cierto que una empresa más grande traerá consigo nuevos desafíos, pero también mayores satisfacciones y beneficios. No es sólo una cuestión de orgullo personal, sino una necesidad. Las empresas, hoy en día, necesitan salir de su zona de confort y volverse más competitivas. Los mercados cambian rápidamente y la competidores son cada vez son más capaces. Al igual que las personas, un negocio nunca permanecerá estático: o crece o desfallece.

¿Pero cómo crecer sin que se vuelva una pesadilla? Quizá la respuesta radique en las principales obligaciones que debe tener cada nivel jerárquico en la empresa. Dejemos claras estas responsabilidades: una persona técnica (la base de la pirámide) no puede más que administrar cómo hace su propio trabajo; un gerente debe administrar el trabajo que hacen las personas que están a su cargo para hacerlas productivas.

Sin embargo, la principal labor del empresario (y en donde muchos empresarios inicialmente fallamos) es comunicar y motivar a nuestros gerentes y colaboradores para que juntos logremos concretar la visión del negocio. No estamos hablando necesariamente de más trabajo, sino de un trabajo muy especial que sólo el dueño de negocio puede ejecutar. ¿Cuánto tiempo has pasado en este año pensando en tu visión y comunicándola a los demás? ¿Estás haciendo realmente el trabajo que te corresponde?

Conclusión: la principal labor del empresario consiste en motivar a sus colaboradores para concretar su visión.


Siete. Los libros de desarrollo personal son un fraude

Esta quizá esta sea la más peligrosa de las distorsiones que pueden existir en nuestra mente, ya que precisamente esta creencia te impedirá cambiar todas las demás. Muchas personas piensan que un libro de desarrollo personal tiene que ver con técnicas mágicas para mejorar o hacerse millonario. Ésta no es la realidad.

Existen muchos libros serios que te ayudarán a poner tu negocio en perspectiva; incluso te describirán algunos de tus problemas y sus posibles soluciones. El camino del empresario ya se ha andado muchas veces. El conocimiento está disponible a cambio de unos cuantos centavos y tiempo de tu parte. Con este tipo de lecturas, entenderás que el éxito tiene dos factores clave: el conocimiento de los negocios y la actitud o mentalidad hacia ellos. Sin la actitud y el conocimiento adecuado, será difícil que llegues a tus metas.

Los libros son fuente de ideas muy útiles en la generación de estrategias y procesos empresariales. Además nos ayudan a reforzar nuestra cultura empresarial y quitarnos de encima precisamente las ideas equivocadas que nos limitan. Leyéndolos aprenderás valiosas lecciones de grandes empresarios. Por citar a algunos autores: Brad Sugars, Michael Gerber, T Harv Ecker, Brian Tracy, Robert Kiyosaki, Napoleon Hill, W. Clement Stone, entre muchos otros. Busca sus libros, aprende y vacúnate contra las ideas equivocadas; esta es la única manera de crecer como empresario.

Conclusión: Más lectura reflexiva y menos televisión.
 

¿Conoces otras creencias erróneas o limitantes? Me encantaría recibir tus comentarios. No me resta más que desearte mucho éxito en tus negocios.

Diego Bañuelos es Licenciado en Computación por la Universidad Autónoma Metropolitana y cuenta con un posgrado en Planeación Estratégica por la Universidad Anáhuac. Su área de especialidad se relaciona con la creación y distribución de productos de software comercial y con la optimización de procesos empresariales utilizando la tecnología. Actualmente se desempeña como Director General de Grupo BFX, firma especializada en estrategias de comercialización a través de Internet. Twitter: @diegobanuelos

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