Seguro que en más de un momento y lugar os recordáis a vosotros mismos o habéis escuchado a alguien decir: "Cuánto esfuerzo estoy invirtiendo en intentar ser más ordenado, en gestionar mejor mi agenda, en….". También es común escuchar o comentar con compañeros de trabajo o incluso con tu jefe lo que en su esencia son quejas y en su expresión, la necesidad de cambiar aspectos propios o ajenos.
A veces, la segunda parte de esa misma conversación hace que esperemos que el otro, el que escucha, nos dé la solución o, bien sea otra persona quien tenga que realizar cambios en su comportamiento para nosotros sentirnos mejor.
Estas situaciones, comunes todas ellas en cualquier ámbito de la vida y, si cabe más ahora, me llevan a pensar en esas personas que realizan cambios de una forma insultantemente fácil en comparación a aquellos de nosotros que volcamos esfuerzos en mejorar lo que no nos gusta y en cuestionar cómo conseguirlo y; en aquellas otras que hacen que su actitud tenga una sola cara, la optimista y feliz.
Tengo la suerte de contar en mi entorno profesional con alguien que aúna ambos aspectos y hace poco le pregunté: "¿Cuál es tu secreto?".
Él me dijo que la mayor dificultad para cambiar se encuentra en el grado de identificación con nuestra particular forma de hacer las cosas y nuestro olvido de quiénes somos.
"En demasiadas ocasiones- me dijo- desconocemos quiénes somos, nos identificamos con nuestras funciones, nuestra reputación, la empresa y la manera de hacer las cosas. Cuando alguno de estos factores se ve amenazado, la respuesta automática es vivir la situación como un ataque y resistir, reacción que por otro lado es la más innata de nuestro cerebro primitivo ante el miedo y el ataque.
En el fondo protegemos quienes somos y nuestra particular forma de hacer las cosas, esto es lo que hace tan difíciles los cambios de comportamiento en las personas y las organizaciones.
Una situación muy común en las empresas, es interpretar el hecho de que se nos diga lo que "no estamos haciendo bien" como algo personal e interpretar que, lo que en realidad nos están diciendo es: "estás equivocado".
Como resultado y aunque hagamos el cambio solicitado, consciente o inconscientemente, encontraremos maneras sutiles de resistir.
Fuente: http://www.aprenderh.com/contenidos.asp?id=963&utm_source=NewsDiaria&utm_medium=email
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