A menudo utilizamos la frase "es imposible" o "no puedo hacerlo" como un pretexto que justifique nuestra inacción. Cuantas veces habrás oído decir a una persona: "De nada sirve, no funcionara" o "ellos nunca lo aceptaran".
La vida no es algo que te sucede a ti. Es algo que tú haces que te suceda. La vida es una decisión. Tómala.
Es posible que no lo hagas conscientemente, pero, al adoptar tal actitud, estás eligiendo convertirte en un ser desvalido e impotente. No deberíamos pagar semejante precio por la duda. La duda es como el gusano de la madera, que va carcomiendo de adentro hacia afuera. Más aun, dudar de uno mismo es como emitir un olor que mantiene alejadas a las personas, y al éxito.
Detente un momento a pensar que personas de tu entorno dan esta imagen desvalida a través de expresiones como las mencionadas. Supongo que se trata de personas que no se encuentran satisfechas, ni felices, ni exitosas.
El pesimista ve un problema en toda oportunidad que se le presenta. El optimista ve una oportunidad en todo problema que se le presenta.
Por otra parte, hay personas que siempre utilizan la frase "Todo es posible", que simboliza una actitud de vida diametralmente opuesta. Uno de los rasgos distintivos del pensamiento destructivo es que nos priva de toda iniciativa y poder personal. Como no nos damos cuenta que hacer para evitarlo y nos limitamos a esperar lo que suceda, tomamos la decisión de abandonarnos a las circunstancias generadas por otros.
Quien no vive, es vivido por los demás.
Por supuesto que hay cosas que están más allá de nuestra capacidad de modificar, o que ninguno de nosotros puede controlar. Pero no es menos cierto que podemos aprender a incidir en nuestro mundo más próximo y que cada uno de nosotros está a cargo del timón, determinando el rumbo de su propia vida.
Recuerda, pues, que la vida es una decisión. Tómala, avanzando con pequeños pasos, que iras alargando gradualmente hasta convertirlos en saltos
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