Los ejecutivos hoy se mueven entre smartphones, tablets y otros aparatos, con el riesgo de pérdida de información y un mal uso que afecta su vida privada. Códigos de conducta en las empresas podrían ser la respuesta al fenómeno.
Por Jorge English G.
La masificación de los dispositivos móviles y su uso fuera y dentro de la oficina o el lugar de trabajo se han convertido en una preocupación para los empleadores. Un reciente estudio de la firma tecnológica Intel, por ejemplo, reveló que en Chile el 27% de las empresas utilizan tablets para sus labores, siendo mayor el nivel de penetración en compañías que tienen entre 10 y 99 empleados.
Hoy los trabajadores, sean de pequeñas, medianas o grandes empresas, están permanentemente conectados, y eso significa que emplean los dispositivos en su oficina, vía pública, reuniones, congresos, seminarios y eventos. Los más frecuentes: smartphones, tablets, dispositivos 2-en-1 y PC de escritorio All-in-One.
La gerenta de Comunicación y PR para Intel Cono Sur, Marisol de la Fuente, dice que en esta multinacional los empleados ahorran un promedio de 57 minutos al día al usar dispositivos móviles. "Esto significa casi una hora de productividad que se obtiene cada día, simplemente proporcionándoles una manera diferente de trabajar", asegura.
Pero una realidad que puede ser positiva en casos como el mencionado implica, por otro lado, preocupaciones respecto de los alcances y efectos del uso de tales dispositivos en materia de productividad, privacidad, seguridad y eficiencia del empleado y la compañía.
Códigos de conducta
El problema que más inquieta a las corporaciones, sin embargo, es el relativo a la seguridad de la información interna. También está el dilema de si es sano o no que una persona siga conectada laboralmente fuera de las horas de trabajo o, desde otra óptica, que las empresas aprovechen los dispositivos para que sus colaboradores lleven trabajo a casa.
Lo anterior ha abierto el debate respecto de si, entonces, lo que corresponde es aplicar protocolos al respecto. De la Fuente lo cree necesario: "Generar un código de conducta es un desafío que la empresa tiene que tomar sí o sí. Es necesario, al menos en horas laborales, guiar a las personas en el comportamiento que se espera del uso corporativo de tecnología", explica.
Los expertos precisan que establecer buenas prácticas dependerá, en una primera instancia, de la política y la cultura de la empresa, ya que el protocolo de uso de tecnología debe estar alineado con ellas. "Hay compañías cuya cultura corporativa exige que el ejecutivo esté conectado todo el tiempo con su trabajo, mientras que hay otras que priorizan el balance entre el trabajo y la vida familiar, por lo que esperan que se desconecten de sus obligaciones una vez terminada la jornada laboral", puntualiza Murilo Arruda, managing director de DNA Human Capital.
La frontera entre un uso adecuado o irresponsable de la tecnología en el trabajo también dependerá de la empresa o el área donde se desempeña la persona. "Profesionales de empresas globales pueden recibir mensajes, e-mails o incluso llamados desde cualquier parte del mundo y a cualquier hora, por lo que es importante desconectar las alarmas del dispositivo durante las horas de descanso. Detalles como ese también son parte del uso adecuado de los aparatos", comenta Gonzalo Liebe, country manager de Resource IT Solutions.
Control innecesario
Sin embargo, no hay consenso al respecto. Liebe, por ejemplo, sostiene que no es preciso diseñar protocolos en las empresas respecto del uso de estos dispositivos. "Crear barreras para algo que se está transformando en un hábito humano es nadar contra la corriente. Para nosotros, la demanda por usar el dispositivo móvil en todo momento no nace sólo desde el trabajo, sino de una necesidad de comunicación en todos los ámbitos sociales: el trabajo, la casa, los amigos, la práctica de deportes", afirma.
Además, las áreas de TI de las empresas llevan varios años desarrollando políticas y procesos dirigidos a evitar la fuga de información y a fomentar que sus colaboradores utilicen sus propios dispositivos, facilitando la adopción de la tendencia BYOD (Bring your own device, "trae tu propio dispositivo"). Liebe estima que eso es suficiente para resguardar los intereses de las organizaciones. "La frontera, primero, debe colocarla cada uno, en el punto de equilibrio en donde, por un lado, nuestra calidad de vida mejora con el uso de tecnología y, por otro, mejoramos nuestra productividad, sin poner en riesgo los intereses de la organización donde trabajamos", dice.
Otro método de control es educar en el uso de equipos móviles. De la Fuente plantea que si un empleado vende productos en terreno con una tablet, su tarea será más provechosa si sabe bien cómo usar esa tecnología y qué puede o no hacer con ella, ajustándose a normas internas. "Son muchas aristas, y por eso se hace primordial en las empresas definir un código de conducta sobre el uso de los dispositivos móviles", afirma. La sugerencia es avanzar desde lo más básico, como el manejo del uso de las redes sociales y la conexión a Wi-Fi, pasando por los permisos de revisión de contenidos, el resguardo de los equipos y la seguridad de los datos en caso de robo o pérdida.
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