Alguien podrá decir que entonces debo tener compromiso…y es que no conozco otra forma de hacer las cosas que poniendo la vida en ello, poniendo la pasión, los medios, las habilidades y, por encima de todo, la actitud que permita llevar ese velero a buen puerto.
No concibo participar en actividad alguna en la que no me sienta comprometido al máximo, algo a lo que posiblemente me lleva la ilusión renacida por llevar la vida que he querido llevar hace ya algunos años, lo cual implicó abandonar una posición segura en una empresa tradicional y me ha llevado también, recientemente, a renovar unos votos matrimoniales 26 años después de comprometerme con ellos.
¿Qué quiero decir con esto?, que el compromiso es imprescindible si se quiere tener una vida plena, y eso quiere decir asumir las responsabilidades que se derivan de nuestras decisiones y nuestros actos, siendo capaz de abandonar unas prácticas y de reafirmar otras, piensen lo que piensen otras personas que no viven mi vida, de algún modo, el apego puede ser mi peor enemigo, el apego y la soberbia.
Nos dice Ken Robinson en El Elemento (2009) "La gente produce lo mejor cuando hace las cosas que ama" y eso es precisamente lo que defiendo, hacer de una forma responsable y con el máximo compromiso conmigo mismo, aquello que amo hacer y para lo que estoy especialmente dotado. Y a eso me refiero hablando tanto del contenido de lo que hago como de la forma en que lo hago.
La vida es demasiado hermosa como para dejarla en manos de otros o en meras obligaciones. Soy consciente de que hay unas facetas más gratificantes que otras y que algunas de las más desagradables, son imprescindibles para acometer con garantías el proyecto, pero no cualquier proyecto y no a cualquier precio.
Cuando busqué en mi interior descubrí un mundo de riqueza que, hasta entonces, estuvo oculto bajo el manto de la obligación.
¿Me comprometo conmigo o sigo los dictados del entorno?
Fuente: http://koakura.wordpress.com/2013/12/31/el-compromiso-conmigo-mismo
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