Por: Angélica Cabezas T. - Vie, 04/04/2014
Hacerse cargo de las demandas sociales y buscar respuestas transformadoras pareciera ser una tendencia en alza dentro de la innovación y el emprendimiento. Ya no basta con buscar modelos de negocios rentables si no tienen un sentido. Estamos ante una nueva generación de emprendedores que buscan que sus negocios converjan directamente con los sucesos sociales e impacten directamente en el progreso.
La innovación social “es una respuesta novedosa, eficiente y sostenible a las problemáticas y contexto general de los segmentos con menores oportunidades, que surge de una experiencia colectiva”, según el concepto definido en el Festival Internacional de Innovación Social fiiS2013, realizado en Chile.
“Es mejor que los enfoques existentes –más efectiva, eficiente, sustentable, o justa- y genera valor para la sociedad, más allá del beneficio individual. Puede surgir de la dinámica e interacción transversal de ideas, valores, conocimiento, capital, y talento entre sectores y agentes de cambio”, complementa Daniel Contesse, vicerrector de Innovación y Desarrollo de la Universidad del Desarrollo, Chile.
Contesse hace hincapié en que la innovación social no debe mirarse tan solo como una moda o tendencia, sino que el cambio de mirada es mucho más profundo y sustancial. Es un hecho que hoy existe mayor conciencia de los problemas sociales, “y no porque de la noche a la mañana nos volvimos más “buenos”, sino porque el prójimo y la naturaleza están mostrando en forma más clara sus síntomas de malestar”, dice.
A pesar de los avances en materia de desarrollo social y económico, que ha experimentado Latinoamérica en los últimos años, la inequidad sigue siendo un factor importante y el crecimiento económico se ha concentrado es los estratos sociales altos. De esta manera la región se transforma en una zona propicia para el emprendimiento de negocios sociales.
“Grandes segmentos de la población todavía están fuera de la economía formal. Esta situación alerta sobre la urgencia de encontrar nuevas maneras de abordar la solución de problemas sociales de manera innovadora y competitiva”, sostiene Mónica Vásquez del Solar, directora de NESsT Perú, una organización internacional sin fines de lucro, que apoya la creación y crecimiento de empresas sociales sostenibles en países con economías emergentes.
En Chile conocimos la Fundación Panal, un emprendimiento social que nace desde la sala de clases y que busca contribuir a mejorar la educación en ese país. Sus fundadores vivieron la experiencia de ser profesores en colegios de alta vulnerabilidad y se dieron cuenta que era urgente ofrecerles a esos alumnos mejores herramientas para enfrentar su futuro. Hoy ofrecen un programa de liderazgo cuyo objetivo es transformar positivamente a los estudiantes y en consecuencia, ellos a sus compañeros generándose un efecto “bola de nieve”.
“Buscamos cambiar el foco de la problemática de la educación, involucrando activamente al estudiante como protagonista y factor clave para su propio aprendizaje. Los estudiantes se han acostumbrado a exigir mucho los últimos años, y hace falta comprometerlos. Hasta que no tengamos estudiantes comprometidos, nunca habrá educación de calidad”, cuenta Tomás Despouy, Director Ejecutivo de la Fundación Panal.
Sustentabilidad financiera
La innovación social ya no es una práctica exclusiva de las organizaciones sin fines de lucro. “Una empresa social es un negocio innovador que busca resolver un problema social en una manera financieramente sostenible. Las utilidades son en parte reinvertidas para hacer crecer y fortalecer la empresa y con ello maximizar su impacto”, cuenta la directora de NESsT Perú.
A diferencia de los emprendimientos tradicionales cuya motivación es la rentabilidad “en el caso del emprendimiento social, lo que orienta y motiva el accionar de su emprendedor es la necesidad social en sí misma, siendo la generación de excedentes un instrumento y no un fin en sí mismo”, asegura Contesse.
Y las compañías tradicionales también se han ido involucrando en proyectos de corte social. “Veo el creciente interés desde las empresas por invertir en iniciativas con foco en la innovación y lo social, que responde a la influencia que tuvo en su formación, la participación en actividades sociales anteriormente”, dice Tomás Despouy.
En la última década las empresas han manifestado interés por desarrollar valor social integrado al económico, pues se han dado cuenta que hay más razones para desarrollarse en este ámbito, que la sola sustentabilidad de sí mismas en el tiempo.
En este sentido, “uno de los enfoques más aceptados es el de Creación de Valor Compartido, que propone una conexión entre las empresas privadas y el interés público para la producción de un cambio rentable y sostenible para ambas partes”, indica Daniel Contesse.
En los próximos años se espera que los emprendimientos de este corte tomen cada día más protagonismo en la región y aumente el número de compañías que inviertan en proyectos sociales.
América Latina es una región llena de oportunidades para la innovación, “pobreza, salud, calidad de vida, educación, son algunos de los temas donde la innovación social puede hacer un gran aporte. Es interesante ver que poco a poco algunos países en Latinoamérica empiezan a descubrir este concepto y se ven ya algunas iniciativas relevantes a nivel privado y público que van en esta dirección”, concluye el vicerrector de Innovación y Desarrollo de la Universidad del Desarrollo.
Fuente: http://www.educamericas.com/articulos/reportajes/la-arremetida-de-la-innovacion-social
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