Casi la totalidad de nuestras actividades involucran a otros, lo cual puede ser fuente de grandes satisfacciones, o deparar terribles sufrimientos, ya que nuestra actitud hacia los demás determina una respuesta o una correspondencia hacia nosotros.
Nuestras posibilidades de triunfar, ser feliz y avanzar más rápidamente en nuestro campo de interés, aumentan en la medida en que logremos desarrollar relaciones positivas con las personas correctas.
La gente exitosa convierte en hábito el construir y mantener relaciones de alta calidad a través de sus vidas, y así logra mucho más que la persona promedio. Por tal razón, es importante entender que no basta que las relaciones personales se produzcan. Lo verdaderamente importante es que éstas sean fructíferas, que engendren paz y armonía, que construyan y nos den la oportunidad de edificar una vida y un mundo mejor, que saque a relucir lo mejor de nuestro potencial y nos conviertan en mejores personas.
Las relaciones nocivas destruyen y debilitan nuestra autoestima, nos sitúan en el papel de víctimas o victimarios, producen estrés y angustia, y nada positivo puede salir de ellas.
Siempre atraeremos a aquellas personas que reflejan nuestros propios valores, principios, carácter y visión del mundo. Las personas imitan y adoptan las actitudes, comportamientos, valores y creencias de la gente con la que se asocia la mayor parte del tiempo.
Las personas de éxito saben lo importante que es rodearse de las personas correctas. Ellas saben que el éxito de una empresa es simplemente el reflejo del éxito, grado de motivación y compromiso de las personas que la componen. Por eso buscan siempre ayudar a cada individuo en su equipo a encontrar el éxito en su propia vida.
Quizás la mejor forma de construir relaciones positivas es buscar constantemente nuevas formas para ayudar a los demás a lograr sus propias metas y descubrir su propio potencial. Entre más entregue de usted mismo sin esperar nada a cambio, más recibirá de las fuentes más inesperadas.
En numerosas ocasiones hemos encontrado personas exitosas que pueden señalar el momento preciso en que su vida comenzó a cambiar. Y muchas veces ese momento fue cuando hubo unas palabras de apoyo de un padre o un profesor, el voto de confianza de un amigo, o una llamada de apoyo de un familiar.
Sería mucho mayor la felicidad en el hogar si todos los individuos de una familia acordaran no gritarse nunca. Del tono de voz sarcástico, burlón o resentido, deriva, en gran parte, no sólo la infelicidad en el hogar, sino también las pobres relaciones en la vida social y en los negocios.
Siempre trate a los demás con cariño y sólo hable de temas que inspiren y motiven. Señale siempre las virtudes de los demás y trátelos con palabras alentadoras. Esparza alegría en el camino de todos aquellos con quienes se encuentre. Entonces florecerá la dicha a su alrededor, nunca le faltarán amigos y compañeros y, sobre todo, su alma gozará de paz y tranquilidad.
Por: Óscar Rodríguez Vargas / El Peruano
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